Diario del Huila

Neiva no puede seguir empeñando su futuro

Ago 12, 2025

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Por: Johan Steed Ortiz Fernández

En política, como en la vida, hay decisiones que se repiten una y otra vez, aunque la experiencia demuestre que no funcionan. En Neiva, esa historia tiene un patrón claro: los alcaldes que son elegidos después de haber perdido una elección. Germán Casagua se posesionó tras haber quedado de segundo en comicios pasados. Con esa misma suerte corrieron Héctor Aníbal Ramírez, Pedro Suárez y Rodrigo Lara quienes no lograron ganar en su primer intento, y al igual que Gorky Muñoz, llegaron al poder tras una derrota a cuestas.

Llevamos por los menos dos décadas votando por el que quedó de segundo, disque porque “merece la oportunidad”, sin embargo, los resultados nos obligan a preguntarnos: ¿de qué nos ha servido a Neiva esa costumbre?

Hemos pasado 20 años actuando de la misma forma y la ciudad sigue padeciendo los mismos problemas: desempleo, movilidad colapsada, vías en mal estado, servicios públicos deficientes, inseguridad desbordada, y una pobreza creciente.

Y a eso debemos sumarle otra mala costumbre de estos últimos gobernantes: el acudir a la deuda pública como única herramienta para obtener recursos.

Sin embargo, aquí no se trata de oponernos a los créditos. Se puede decir “sí”, pero con planificación, con una ejecución real y pensando en una ciudad proyectada a 20 años, no en las próximas elecciones.

Porque endeudarse para ejecutarlos a las carreras, y que después le falte adiciones para que no se vuelva una obra inconclusa, sigue heredando problemas a cada mandatario que asume, quien debe pagar intereses y capital, sacrificando la inversión social. Y como debe disponer de los recursos propios para asumir estas obligaciones, al final el volver a endeudarse termina siendo casi que una necesidad, porque ya se vuelve esto, un círculo vicioso.

Algo así estamos viviendo en Neiva. Hace apenas ocho meses, el Concejo Municipal le aprobó a esta administración un crédito por $80 mil millones. De ellos, apenas se ha ejecutado el 9%, y lo más grave, es que el proyecto por el que más afanaba el alcalde, la aprobación del proyecto que era para el sistema estratégico de transporte público, hoy no tiene cofinanciación del gobierno nacional. Es decir, tendrá que redistribuir los 32 mil millones de ese rubro y los 5.500 millones para la canalización del río Las Ceibas. Es decir que tendría 37.500 millones que podría utilizarlos para el arreglo de la tribuna sin tener que endeudar a Neiva en otros $28 mil millones.

No se trata de estar en contra de un estadio digno para la ciudad. Todos lo queremos. Pero la forma sí importa: no se puede hipotecar el futuro de Neiva cada vez que al gobernante de turno le falta capacidad de gestión para traer recursos del orden nacional o internacional. No podemos seguir financiando la pereza gerencial con deuda.

La incoherencia de este alcalde es tan evidente como sus videos de campaña: ayer decía “NO a los créditos”, hoy quieren convertirse en el alcalde que más endeudará a Neiva en la historia. En su mandato, en menos de dos años, ya dejará comprometidos $108 mil millones, y si sumamos lo que han aprobado los concejales repitentes, la cifra supera los $190 mil millones.

Recientemente, el Juzgado Segundo Administrativo de Neiva negó la medida cautelar que solicitamos contra el endeudamiento por $80 mil millones aprobado al alcalde Germán Casagua. El juez reconoció que existían sustento jurídico y argumentos sólidos, pero esta administración, consciente de las irregularidades, se apresuró en febrero a firmar los contratos con los bancos para hacer más difícil cualquier suspensión. Fue un acto de afán y mala fe, propio de una gestión improvisada, que luego adicionó los recursos al presupuesto entre mayo y junio para intentar legitimar un proceso que nació viciado. Incluso el propio secretario de Hacienda ha dejado claro que la ejecución real de un crédito empieza con el desembolso y termina cuando los proyectos se ejecutan. Esa misma claridad técnica respalda nuestra decisión de interponer la apelación.

Pero aquí el problema no es solo el alcalde. El Concejo Municipal también ha demostrado que su papel ya no es controlar, sino servir de notaría para legalizar caprichos.

Por ejemplo, Alejandro Serna, que en 2023 juró “no más créditos”, borró con lápiz su promesa al día siguiente para ser ponente de los $25.500 millones de Gorky.

Sebastián Prieto, el mismo que fue elegido por el gorkysmo, y se declaró de oposición solo para quedarse con la vicepresidencia, y que justificó el impuesto para cobrarle a los neivanos una sobretasa a la seguridad, y que hace unos días cambio de camiseta, para volverse “independiente” …es ahora el ponente de esta iniciativa. Lo que se comenta es que busca la presidencia del Concejo para ser ficha del alcalde y nombrar un contralor a su medida, “alineado con intereses políticos del clan de los senadores Barreto”. Por eso en tiempo récord, dio ponencia positiva a un proyecto de 312 páginas en apenas cuatro días. Ese es el nivel de análisis que tenemos.

Estos concejales pasarán a la historia como los sinvergüenzas que más han endeudado a Neiva. Y lo peor: con cada voto irresponsable hipotecan el futuro de la ciudad, mientras los problemas reales siguen sin resolverse.

En otras ciudades, como Pereira, modernizaron un estadio para 30 mil personas con $30 mil millones. Aquí, solo recuperar una tribuna costará $91 mil millones… y aun así, pretenden que aplaudamos endeudarnos para pagar intereses. ¿al demoler lo que se ha hecho, quien responde al detrimento patrimonial?

Los neivanos debemos preguntarnos: ¿queremos seguir votando por los mismos “segundos lugares” y estos concejales que repiten el libreto del endeudamiento y la improvisación?

El primer debate de este nuevo crédito está por darse. Que cada concejal que lo apruebe sepa que su voto quedará registrado y será recordado. Porque no se trata solo de $28 mil millones más: se trata de decidir si Neiva sigue hipotecando su futuro o si, de una vez por todas, damos el paso hacia un cambio real.

Ese cambio empieza eligiendo, por primera vez en mucho tiempo, a un alcalde que no se empeñó para ganar, que no les debe favores a clanes políticos, a delfines ni a viejas sagas políticas; un alcalde que entienda que su único jefe es el ciudadano, que gobierne con independencia, transparencia y visión de ciudad. Porque Neiva merece ser una capital pujante, moderna y con futuro, donde el progreso no se mida por la deuda acumulada, sino por la calidad de vida de su gente.

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