Diario del Huila

Neiva no necesita un Contralor de bolsillo

Ago 26, 2025

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Por: Johan Steed Ortiz Fernández

La ciudad invierte casi $2.700 millones al año en mantener un órgano de control que debería vigilar celosamente cada peso del presupuesto municipal. La pregunta que debemos hacernos es simple: ¿queremos que esa millonaria inversión sirva para fortalecer la transparencia y defender los recursos públicos, o la vamos a entregar a un “contralor de bolsillo” que obedezca al Alcalde y guarde silencio frente a los abusos?

Con un proceso viciado desde el inicio, la elección del próximo Contralor Municipal arrancó mal. Nuestra denuncia pública demostró que la Universidad del Tolima fue admitida como única proponente habilitada, a pesar de haber obtenido apenas 32 de 100 puntos posibles en la evaluación técnica y económica. Incumplió con acreditar la experiencia adicional del equipo de trabajo y tampoco probó tener programas con acreditación de alta calidad en áreas clave como Derecho, Economía o Contaduría. Aun así, fue avalada.

La pregunta es obvia: ¿cómo se admite para un proceso tan delicado una universidad que apenas cumplió el 32% de los requisitos? La respuesta también: porque aquí no se buscaba meritocracia, sino direccionar un proceso que huele a favoritismo y clientelismo político.

El 11 de agosto se publicó el informe preliminar que evidenció estas falencias. Sin embargo, se permitió subsanar documentos que la misma Resolución 088 de 2025 decía que no podían subsanarse. Y el 14 de agosto, el contrato fue adjudicado en un acto firmado únicamente por el presidente del Concejo, Juan Carlos Parada, y el primer vicepresidente, Miller Osorio. El segundo vicepresidente, Jesús Andrés Garzón, prefirió no firmar, apartándose de la terquedad de sus compañeros de mesa directiva.

Hoy la Procuraduría Regional del Huila abrió investigación disciplinaria contra Parada y Osorio. Pregunto: ¿si lo que denunciamos fuera falso, la Procuraduría hubiera abierto una investigación formal?

Detrás de esta actuación, todo apunta a que está el Clan Barreto del Tolima, con fuerte control sobre la Universidad del Tolima, y para quien el alcalde Casagua y su equipo político hicieron campaña hace cuatro años. Lo que buscan es poner un contralor que cuide sus intereses, no los de Neiva.

Y aquí va mi mensaje directo al presidente del Concejo: ojalá la clorofila del Partido Verde le alcance no para acomodarse, sino para defender a la ciudadanía. Su argumento de siempre es que “sabe mucho de contratación”. Pues bien, nunca lo hemos visto citando a quienes cometen irregularidades en contratación ni liderando debates serios. Como decía mi abuelo: “cuando el gallo es muy fino, se mata solito”. La terquedad de hoy puede terminar en una sanción disciplinaria mañana.

Hoy tenemos una Contraloría sin dientes, más allá de quién ocupe el cargo, hay que decirlo con claridad: la Contraloría Municipal de Neiva está debilitada. No tiene dientes. Carece de personal técnico especializado: ingenieros en vías urbanas y rurales, expertos ambientales, eléctricos, en salud, educación o infraestructura deportiva. Con esas limitaciones, resulta imposible emitir conceptos con rigurosidad.

Por eso, muchas veces tiene que oficiar a la Contraloría General de la República para obtener resultados técnicos que deberían producirse localmente. Esto no solo genera demoras, sino que revela una debilidad estructural: mantenemos un órgano que cuesta miles de millones, pero que sin el soporte humano adecuado termina siendo ineficiente.

Y es ahí donde radica la importancia de elegir un contralor independiente y competente: alguien que no se convierta en convidado de piedra, sino en un verdadero defensor de los recursos.

Pero el control fiscal también empieza en las aulas. Por eso es fundamental fortalecer la figura de los contralores estudiantiles en los colegios de Neiva. Esa experiencia enseña a los niños y jóvenes que los recursos públicos son sagrados y que cuidarlos es tarea de todos. Si desde pequeños se nos inculca que la plata del Estado no tiene dueño distinto al ciudadano, creceremos como una sociedad más vigilante, consciente y menos tolerante con la corrupción. Apostarle a esta formación es sembrar una cultura de transparencia que mañana puede evitar que se repitan los errores que hoy denunciamos.

Lo que está en riesgo, es que Neiva maneja más de un billón de pesos entre presupuesto e inversión. Con un contralor independiente, esos recursos podrían traducirse en obras reales, en infraestructura que no quede inconclusa, en programas sociales que no se queden en el papel. Con un contralor de bolsillo, lo único garantizado es más silencio, más impunidad y más negociados a costa del futuro de la ciudad.

La elección del contralor no es un trámite más. Es la línea que define si la plata de los neivanos se cuida o se reparte entre contratistas.

El llamado a los concejales, es que no se equivoquen. La pelea no es con quienes advertimos y denunciamos estas irregularidades, la pelea es contra la corrupción. Neiva no necesita un contralor dócil y obediente. Necesita un contralor con carácter, independiente, con voluntad y con equipos técnicos que le den sustento a su trabajo.

Porque aquí no se trata de proteger a un alcalde, a un concejal o a un clan político. Se trata de proteger a Neiva, la gente ya no quiere complices: quiere guardianes.

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