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Neiva alza su voz por la música: la crisis de Batuta pone en riesgo sueños infantiles

Ene 6, 2025

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La Fundación Nacional Batuta, con más de 30 años formando a niños y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad a través de la música, enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia. Esta situación pone en riesgo la continuidad del programa «Sonidos de Esperanza», que durante 23 años ha transformado la vida de menores de bajos recursos en todo el país. En Neiva, donde este proyecto tiene un impacto significativo, la preocupación entre las familias y la comunidad es palpable, pues el programa representa una esperanza tangible para cientos de niños en situación de vulnerabilidad.

DIARIO DEL HUILA, NEIVA

POR: ALEJANDRO POLANCO

A nivel nacional, la incertidumbre surge tras el anuncio de recortes presupuestales derivados de la caída de la Ley de Financiamiento. Lucía González, presidenta de la Fundación Nacional Batuta, ha explicado que el Ministerio de Cultura, al reconfigurar su presupuesto, ha dejado sin certezas el apoyo histórico que este programa recibía.

Aunque el ministro de Cultura, Juan David Correa, asegura que «los aportes a Batuta nunca habían sido tan altos como en este gobierno», también reconoce la crisis presupuestal que afecta al sector cultural.La crisis actual refleja un problema más amplio en el país: la cultura enfrenta retos históricos para garantizar su financiación.

Esto se traduce en una precarización del trabajo de los profesionales culturales y en la interrupción de programas transformadores como «Sonidos de Esperanza». En diferentes ciudades del país como; Bogotá, Medellín, Cali, Neiva entre otras, los testimonios de beneficiarios han evidenciado el impacto profundo de Batuta en la construcción de proyectos de vida lejos de la violencia.

Un epicentro de transformación bajo amenaza

En la capital del Huila, «Sonidos de Esperanza» se ha convertido en un refugio para niños y jóvenes que enfrentan difíciles condiciones sociales. Este programa no solo les permite aprender música, sino también desarrollar habilidades como la disciplina, el trabajo en equipo y la resolución de conflictos.

Además, les aleja de entornos problemáticos marcados por la violencia y el consumo de sustancias psicoactivas.En barrios como Las Palmas, el impacto del programa es evidente. Los niños que participan en las orquestas y coros de Batuta han encontrado en la música una alternativa a los entornos adversos que los rodean. Jirley Barragán, madre de dos niños beneficiarios del programa en el barrio Las Palmas, en dialogo con el Diario del Huila describe cómo este ha cambiado la vida de su familia: “Mis hijos han aprendido a tocar instrumentos y no a coger un arma. Hoy mi hijo mayor es una persona centrada con buenos pensamientos gracias a la música”. Sin embargo, también expresa su tristeza ante la posibilidad de que su hijo menor pierda esta oportunidad invaluable.

El Centro Musical Alegría de Neiva es un ejemplo del impacto positivo del programa. Padres de familia han enviado una carta al ministro de Cultura, firmada por más de 120 personas, pidiendo que no se suspenda el financiamiento “La música no solo enriquece las vidas, también transforma el futuro de los niños y jóvenes. A través de este tipo de programas, muchos han encontrado un espacio seguro para desarrollar su talento, creatividad y habilidades sociales”, señaló Carolina Franco, madre de uno de los beneficiarios del programa.

Un llamado urgente desde Neiva al Gobierno Nacional

Padres de familia, niños y niñas beneficiaros de este programa han levantado su voz para que el gobierno reconsidere los recortes. Yolanda Rivera, una víctima del conflicto que también es madre de un beneficiario, destaca que este programa no solo les enseña música a los niños, sino que también les brinda apoyo psicosocial. “Es fundamental para mantener a los niños alejados de los malos caminos”, afirmo por medio de las redes sociales de Batuta Huila

Aunque el ministro de cultura, Juan David Correa ha reiterado que Batuta sigue siendo una prioridad, la falta de garantías claras genera angustia en las familias de Neiva y en otras ciudades del país donde el programa opera. La incertidumbre afecta directamente a más de 250 profesionales que trabajan en territorio y a los miles de niños que participan en «Sonidos de Esperanza».Ante la preocupación padres de familia esperan también gestiones desde la administración municipal y gubernamental para buscar alternativas de financiamiento.

Sin embargo, la capacidad para suplir el vacío presupuestal dejado por el gobierno nacional seria limitada.

La importancia de proteger la música en tiempos de crisis

En Neiva, el impacto de «Sonidos de Esperanza» va más allá de las notas musicales. Este programa ha sido clave para transformar barrios históricamente conflictivos, como Las Palmas, en espacios donde los niños sueñan con un futuro diferente. La posibilidad de que este proyecto desaparezca representa un retroceso significativo para la comunidad.

Además, la Fundación Nacional Batuta ha desarrollado alianzas con otras instituciones educativas y culturales de la región, potenciando el acceso a la música como herramienta de inclusión social. Sin embargo, la falta de recursos pone en peligro no solo la continuidad del programa, sino también estas colaboraciones estratégicas.La crisis que enfrenta la Fundación Nacional Batuta es un reflejo de los desafíos que atraviesa el sector cultural en Colombia.

Sin embargo, en ciudades como Neiva, donde el impacto de «Sonidos de Esperanza» es profundamente sentido, la necesidad de acción es urgente. La música no solo transforma vidas, sino que también construye sociedades más justas y equitativas. Es responsabilidad de todos, desde el gobierno hasta la sociedad civil, garantizar que programas como este sigan siendo una realidad para las generaciones futuras.

La comunidad de Neiva, con su resiliencia y creatividad, demuestra que el arte y la cultura son motores de cambio social. La pregunta que queda es: ¿está el país dispuesto a invertir en estos motores o permitirá que se apaguen?

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