Por: Carlos Tobar
Cumplió la ciudad 413 años de fundada. Fuera de la resistencia frente al tiempo, hay muy poco por celebrar. Es una ciudad que hace más de 30 o 40 años perdió el rumbo. Crece por inercia propia; sus habitantes con su dinámica natural y cotidiana la vienen construyendo desde siempre.
Lo evidente es que no hay quien la piense. No, desde la óptica de las autoridades locales. Casi que puede afirmarse que cada quién hace lo que quiere o se le ocurre. Es la reacción espontánea de una ciudadanía que busca solución a sus problemas cotidianos de trabajo, vivienda, transporte, comercio, educación, salud y, un largo etcétera.
La clase política que la ha dirigido ha llegado para “ir por lo suyo”. Un sistema político perverso, corrompido hasta la médula, convirtió la elección popular de alcaldes y concejales, en una forma de vida para sus beneficiaros, que no elegidos. Así, con estas formas sin forma, no hay posibilidad de gobiernos serios. Gobiernos que sean capaces de interpretar las necesidades de una concentración poblacional de más de 400.000 habitantes y darles un derrotero cierto.
Hoy Neiva es una ciudad intermedia del país que, se ha expandido hacia la periferia de lo que es su centro histórico, más porque la geografía lo ha permitido que, porque alguien o algunos, la hayan pensado. En la práctica, tenemos 6 0 7 ciudades dentro la ciudad, donde sus habitantes, se brindan entre sí, no solo una solución de vivienda, sino incluso trabajos como los miles de servicios que se prestan a sí mismos.
Una consecuencia ha sido la variación sustancial de la concentración de la población que ha ido migrando del centro hacia los extramuros, llegando ya hoy a una conurbación que cubre corregimientos como Fortalecillas o El Caguán. Esos cambios sucedidos en décadas, casi que imperceptibles, llevan a que hoy la concentración de habitantes por hectárea se 35 personas en el centro, mientras en la periferia podemos alcanzar densidades de 500 personas por hectárea.
Unas densidades que, si se comparan con las grandes urbes, son muy pequeñas, pero, sobre todo, lo más preocupante es que son muy pobres. Con un solo dato para que lo dimensionen, queridos lectores: el 85% de los habitantes pertenecen a los estratos 1, 2 y 3.
La única manera de construir sociedad, llámese país, región o localidad es con el aporte de todos sus ciudadanos. Tener servicios públicos, vías, escuelas, hospitales, parques…, cuesta y, en la historia de la humanidad son sus residentes los que aportan de sus excedentes de sobrevivencia, para los bienes y servicios que se precisan para la vida en común.
Se está discutiendo, por enésima vez, el nuevo plan de ordenamiento territorial. Es responsabilidad de este gobierno hacer lo que sus antecesores no realizaron. Tienen que proponerlo para su estudio y aprobación al Concejo Municipal y a la ciudadanía. Esta es la ocasión propicia para darle un norte y una identidad a nuestra ciudad capital. Abordemos la tarea con la seriedad y la responsabilidad que la hora exige.
Neiva, 26 de mayo de 2025








