Procesiones, representaciones y participación masiva marcaron el inicio de la Semana Santa en Neiva y los 36 municipios del departamento, cada vez son más las personas que optan por el uso de plantas, pese a que en las calles se continúan vendiendo ramos de palma de cera.
DIARIO DEL HUILA, PRIMER PLANO
Miles de huilenses participaron con fervor en las actividades religiosas del Domingo de Ramos, una de las fechas más significativas del calendario litúrgico cristiano. Desde las primeras horas de la mañana, calles, parques e iglesias de Neiva y los demás 36 municipios del Huila se llenaron de fieles que conmemoraron la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, en un ambiente de recogimiento y tradición.

En la capital huilense, la Catedral Inmaculada Concepción fue el punto de encuentro de cientos de personas que se congregaron con ramos en mano, en su mayoría elaborados con plantas alternativas como corozo, guásimo, romero, laurel y otras especies nativas. Esta práctica, cada vez más extendida, busca contribuir a la conservación de la palma de cera, símbolo patrio y especie en peligro de extinción.

Varias parroquias y organizaciones ambientales, como parte de una campaña conjunta, promovieron este año el uso de vegetación alternativa, ofreciendo ramos ecológicos a cambio de donaciones. En municipios como Pitalito, Garzón, La Plata y San Agustín, esta iniciativa tuvo una gran acogida, especialmente entre los jóvenes y las familias con niños, quienes también participaron en representaciones de la entrada de Jesús a Jerusalén.
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Presencia de palma de cera, a pesar de la prohibición
No obstante, la jornada también estuvo marcada por la persistente comercialización de ramos hechos con palma de cera, una práctica que está prohibida en Colombia desde hace años debido a los graves impactos ecológicos que genera.
En Neiva, en sectores como el parque Santander y alrededores de varias iglesias, se observó la venta libre de estos ramos, incluso a plena luz del día y con presencia de la Policía Nacional en los alrededores. Esta situación generó molestia entre ambientalistas y ciudadanos que optaron por alternativas responsables.

“Es muy triste ver cómo, año tras año, seguimos repitiendo lo mismo. Hay leyes que prohíben el uso y comercialización de la palma de cera, pero no se hace nada efectivo para impedirlo. Ayer vimos policías parados junto a vendedores ambulantes que tenían ramos con esa planta, y no pasó nada”, expresó Luz Marina Perdomo, miembro de un colectivo ambiental en Neiva.

Una especie amenazada
La palma de cera (Ceroxylon quindiuense), árbol nacional de Colombia, es vital para los ecosistemas andinos, en especial para especies como el loro orejiamarillo, que depende de ella para anidar. Su extracción masiva, especialmente en fechas como la Semana Santa, ha contribuido significativamente a su reducción en zonas como el Valle de Cocora, el sur del Huila y otras áreas del Macizo Colombiano.

El Ministerio de Ambiente, la CAM (Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena) y otras entidades han reiterado en múltiples campañas la ilegalidad del uso de esta especie y han instado a las autoridades municipales a tomar medidas más estrictas durante estas celebraciones religiosas.
Al finalizar la jornada, muchos fieles se llevaron a casa no solo un ramo, sino también el compromiso de actuar con mayor responsabilidad en el futuro. Sin embargo, la falta de control sobre la comercialización ilegal de la palma de cera sigue siendo un tema pendiente, que exige voluntad política, vigilancia efectiva y educación ambiental continua.

El Domingo de Ramos de 2025 en el Huila dejó claro que la fe sigue siendo un motor poderoso de reunión y tradición, pero también que los retos ambientales están más presentes que nunca. La protección de nuestras especies y ecosistemas es una tarea urgente que debe involucrar a todos los sectores: Iglesia, Estado y ciudadanía.


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