Médicos internistas alertan sobre las diferencias en la presentación y el tratamiento de la insuficiencia cardíaca en mujeres. Las pacientes femeninas son diagnosticadas más tarde, presentan más comorbilidades y tienen menos acceso a tratamientos optimizados, lo que agrava su pronóstico y calidad de vida.
DIARIO DEL HUILA, SALUD
La insuficiencia cardíaca (IC) se ha convertido en un problema creciente de salud pública en todo el mundo, impulsado por el envejecimiento progresivo de la población y el aumento sostenido de factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes y la obesidad. En este contexto, un grupo de médicos internistas ha encendido las alertas sobre una realidad poco visibilizada: las mujeres que padecen esta enfermedad presentan características particulares que exigen un enfoque diagnóstico y terapéutico diferenciado.
Durante la XXVII Reunión de Insuficiencia Cardíaca y Fibrilación Auricular, organizada por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), los especialistas subrayaron que las pacientes femeninas suelen ser de mayor edad que los hombres al momento del diagnóstico, presentan más comorbilidades y, de manera preocupante, son diagnosticadas más tarde. Este retraso incide directamente en el pronóstico y en la calidad de vida de las pacientes, ya que limita las posibilidades de un tratamiento eficaz y oportuno.
Uno de los aspectos más destacados por los expertos fue la alta prevalencia de la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (IC-FEp) en mujeres, especialmente entre aquellas que también padecen obesidad, hipertensión y diabetes. Este tipo de IC, en el cual el corazón mantiene una fracción de eyección normal pero no logra llenar adecuadamente sus cavidades, representa un reto clínico importante y, según se ha evidenciado, es más común en mujeres.
A pesar de esta prevalencia, las mujeres reciben con menor frecuencia tratamientos optimizados con medicamentos modificadores del curso de la enfermedad. Entre estos se encuentran los inhibidores del receptor de neprilisina y angiotensina (ARNI), los betabloqueantes y los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2), fármacos que han demostrado mejorar el pronóstico de los pacientes con insuficiencia cardíaca. Así lo expuso el doctor José Pérez Silvestre, uno de los ponentes del encuentro.
Además de su impacto clínico, la insuficiencia cardíaca es la principal causa de hospitalización en personas mayores de 65 años, con tasas de reingreso hospitalario que oscilan entre el 30% y el 50%. La mortalidad a cinco años tras el diagnóstico alcanza el 50%, una cifra comparable a la de muchos tipos de cáncer, lo que pone de manifiesto la gravedad de esta condición.
El 90% de los pacientes con IC presenta comorbilidades relevantes como diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedad renal crónica o fibrilación auricular (FA). Esto obliga a adoptar un enfoque integral, coordinado y personalizado, que tenga en cuenta las características individuales de cada paciente y el tipo específico de insuficiencia cardíaca que presenta.
Desafíos y propuestas para el futuro
Los internistas reunidos en el evento también discutieron los retos que se deben enfrentar en los próximos años para mejorar el abordaje de esta enfermedad. Entre ellos, destacaron la necesidad de realizar diagnósticos más tempranos y precisos mediante el uso de biomarcadores como NT-proBNP y Ca 125, así como la incorporación de herramientas tecnológicas como la ecografía clínica, la inteligencia artificial y el análisis de big data, que permitirían predecir descompensaciones con mayor eficacia.
Asimismo, abogaron por avanzar hacia tratamientos más personalizados, adaptando la terapia al fenotipo de cada paciente, diferenciando claramente entre los tipos de IC y aplicando estrategias específicas para hombres y mujeres. En este sentido, se reiteró la importancia de visibilizar las diferencias entre los sexos tanto en la presentación clínica de la enfermedad como en su respuesta a los tratamientos.
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Otro punto central fue la necesidad de fortalecer el trabajo colaborativo entre los distintos niveles de atención: Medicina Interna, Cardiología, Atención Primaria y las Unidades de Insuficiencia Cardíaca. Esta coordinación permitiría mejorar los resultados clínicos, reducir los reingresos hospitalarios y elevar la calidad de vida de los pacientes.
Entre las estrategias que se propusieron, se incluyó la expansión de los programas de hospitalización domiciliaria y el seguimiento telemático, herramientas que podrían aliviar la presión sobre los hospitales y favorecer una atención más cercana y continua.
Fibrilación auricular y nuevas tecnologías
En paralelo, los especialistas abordaron temas relacionados con la fibrilación auricular, una arritmia muy común entre los pacientes con IC. Se destacó la utilidad de dispositivos wearables, como los relojes inteligentes, en la detección precoz de la FA asintomática, lo cual puede ser determinante para iniciar tratamientos oportunos.
También se discutió el enfoque integral en el manejo de pacientes con FA, con énfasis en una anticoagulación segura en personas frágiles o con múltiples patologías. Se puso sobre la mesa el modelo ABC: Anticoagulación, control de síntomas y manejo de Comorbilidades, como una vía efectiva para mejorar la atención.
En resumen, los expertos hicieron un llamado urgente a reconocer las particularidades de las mujeres con insuficiencia cardíaca y a diseñar estrategias de manejo que respondan a esas diferencias. Solo así será posible reducir el impacto de esta enfermedad y ofrecer una atención más equitativa, eficaz y humana.
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