Por: Harold Salamanca
El cáncer no discrimina, pero nuestras respuestas ante él sí lo hacen. La realidad es que las mujeres en todo el mundo enfrentan desafíos únicos en la prevención, el tratamiento y la atención del cáncer, que se ven directamente influenciados por dinámicas de género profundamente arraigadas. En el informe publicado en septiembre de 2023 por la Comisión The Lancet sobre mujeres, poder y cáncer tiene vigencia hoy, y nos invita a tomar acción sobre estas desigualdades y actuar con decisión para corregirlas.
El informe pone en evidencia una verdad que no podemos seguir ignorando: el sexo y el género influyen de manera determinante en la exposición a los factores de riesgo de cáncer, el acceso a los servicios de salud y la calidad de la atención recibida. Las mujeres no solo enfrentan una mayor vulnerabilidad ante ciertos tipos de cáncer, como el de cuello uterino o el de mama, sino que también sufren desigualdades estructurales que comprometen su diagnóstico temprano y tratamiento oportuno.
Estos desafíos están íntimamente ligados a la estructura del sistema de salud, que históricamente ha priorizado un enfoque biomédico, dejando de lado la comprensión integral de los determinantes sociales y de género que perpetúan las desigualdades. No basta con mejorar el acceso a servicios de salud; necesitamos transformar la forma en que estos servicios están diseñados y operan, asegurando que respondan efectivamente a las necesidades de todas las mujeres, sin importar su contexto social o económico.
El informe de The Lancet nos ofrece una hoja de ruta clara para avanzar hacia la equidad en salud. Entre sus recomendaciones clave, destaca la urgente necesidad de integrar la perspectiva de género en todas las políticas y directrices relacionadas con el cáncer. Esto significa reconocer cómo las mujeres experimentan la enfermedad de manera distinta, cómo los factores socioeconómicos amplifican su vulnerabilidad.
Además, debemos promover el empoderamiento de las mujeres como líderes y voces activas en la toma de decisiones en salud. La dinámica de género no puede seguir siendo un tema secundario en la lucha contra el cáncer. Para avanzar, necesitamos garantizar que los sistemas de salud incluyan y valoren la perspectiva de género desde su diseño hasta su implementación.
No podemos hablar de justicia social si no abordamos las desigualdades en salud que enfrentan millones de mujeres. Hoy más que nunca, es tiempo de abogar por políticas integrales que coloquen a las mujeres en el centro de la agenda oncológica global.
