En Neiva, capital huilense diciembre representa mucho más que una simple celebración del fin de año. Es un tiempo para rememorar tradiciones ancestrales que, a lo largo de los años, han sido adaptadas a las nuevas realidades. Entre estas prácticas, destaca la elaboración de Años Viejos, una tradición que ha evolucionado significativamente con el paso del tiempo.
DIARIO DEL HUILA, NEIVA
POR: ALEJANDRO POLANCO
En este contexto, surge Año Viejo, un emprendimiento liderado por mujeres neivanas que, además de mantener viva esta costumbre, han incorporado un enfoque innovador basado en la personalización y la sostenibilidad. El Diario del Huila dialogó con Estefany López, una de las emprendedoras detrás de este proyecto, para conocer más acerca de cómo esta iniciativa ha cambiado la manera en que se vive la tradición del fin de año en Neiva.
La creación de Años Viejos ha sido una tradición que ha acompañado a varias generaciones en Colombia, especialmente en departamentos como Huila. En este contexto, Estefany López y su familia decidieron darle un giro a esta práctica, incorporando no solo elementos distintivos que reflejan las aspiraciones y vivencias personales, sino también un enfoque mucho más consciente del medio ambiente. “Queríamos preservar la esencia del Año Viejo, pero hacerlo de una manera que no solo celebre el pasado, sino que también promueva un futuro más sostenible,” comenta Estefany.
Este emprendimiento comenzó hace cuatro años, cuando decidieron fusionar la creatividad con la reutilización de materiales reciclados. Desde ropa desechada hasta pequeños detalles simbólicos, cada elemento utilizado en la confección de estos muñecos tiene una historia previa que se resalta y revaloriza en cada creación. Este enfoque no solo otorga un valor emocional a los Años Viejos, sino también un impacto significativo en la reducción de residuos y en el fomento de prácticas sostenibles.
Sostenibilidad como pilar del éxito
Uno de los aspectos más destacados de Año Viejo es su compromiso con la sostenibilidad. Estefany López explica que todas las piezas son elaboradas a partir de textiles reciclados, lo que les da una segunda vida. “Queremos que cada Año Viejo sea una pieza única, pero también amigable con el medio ambiente. Reutilizar nos permite no solo conservar la tradición, sino también proteger nuestro entorno,” destaca la emprendedora.
Este enfoque ha tenido una acogida notable por parte de la comunidad, que cada vez está más sensibilizada hacia la necesidad de adoptar prácticas más responsables con el medio ambiente. Además, la calidad y originalidad de estos Años Viejos personalizados los ha convertido en una opción preferida para muchas familias que buscan algo distinto para despedir el año.
Un aspecto que ha llamado la atención en este emprendimiento es la capacidad para personalizar cada muñeco según los deseos o metas del cliente. Desde incluir símbolos que representan logros alcanzados durante el año hasta pequeños mensajes de esperanza y metas para el próximo, cada detalle está pensado para hacer cada pieza especial. Estefany resalta que la personalización ha sido una de las principales razones por las que Año Viejo ha ganado reconocimiento. “La idea es que cada cliente pueda ver reflejadas sus propias experiencias y aspiraciones en el Año Viejo que recibe. Es como un reflejo de lo que cada persona quiere lograr en el año venidero,” explica la emprendedora.
Esto ha permitido que este emprendimiento único trascienda los límites de la simple decoración para convertirse en una expresión tangible de los deseos de las personas, algo que ha sido particularmente valorado por los compradores.
Un espacio para el empoderamiento
Año Viejo no es solo un proyecto comercial; es un espacio donde el empoderamiento femenino juega un papel central. Estefany López trabaja junto a su madre, su tía y otras mujeres locales para hacer realidad cada uno de los muñecos. Juntas, aportan sus habilidades y conocimientos en diferentes áreas, desde la confección hasta la logística de venta, generando así un espacio de colaboración y apoyo mutuo.
“El trabajo en equipo ha sido fundamental. No solo compartimos nuestras habilidades, sino que también compartimos aprendizajes y experiencias, lo que hace que cada año sea una nueva oportunidad para crecer y mejorar,” comenta López, resaltando la unión que ha surgido en torno a este emprendimiento. Además, ha fomentado la creación de empleo para otras mujeres en la comunidad, permitiéndoles contribuir a una causa que trasciende lo meramente comercial y se convierte en un legado generacional.
La llegada de Año Viejo ha traído consigo no solo un cambio en la manera en que se entienden los Años Viejos, sino también una contribución significativa al desarrollo económico local. A través de este emprendimiento, las mujeres neivanas no solo encuentran una fuente de ingresos, sino también un espacio para expresar su creatividad y talento en un mercado creciente que valora lo auténtico y lo sostenible.
Un impacto en la comunidad local
El impacto social también es palpable, ya que este tipo de iniciativas fomenta la inclusión y el fortalecimiento del tejido social, creando una red de apoyo para aquellas mujeres que buscan transformar sus habilidades en oportunidades de negocio.
Estefany López no pierde la esperanza de seguir expandiendo Año Viejo, no solo en términos de alcance, sino también en cuanto al impacto que pueda generar en las futuras generaciones. “Queremos que cada vez más mujeres se unan a este movimiento, y que el Año Viejo se convierta en una tradición aún más rica y significativa, adaptada a los nuevos tiempos,” concluye.
Sin lugar a dudas emprendimiento está marcando una diferencia significativa en la manera en que Neiva celebra la llegada del nuevo año, resaltando el papel crucial que juegan las mujeres en la conservación de las tradiciones locales mientras promueven un mensaje de sostenibilidad y empoderamiento.
