Diario del Huila

Movilidad: ¿un problema latente?

Feb 1, 2025

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Por: José Eliseo Baicué Peña

El transporte es un elemento fundamental para respaldar el crecimiento económico, fomentar el empleo y vincular a los ciudadanos con una mejor oferta de servicios de cara a la obtención de unas necesidades básicas mejor satisfechas.  

Por eso, los expertos en desarrollo urbanístico sostienen que hoy día la movilidad es uno de los factores más importantes a tener en cuenta en el mundo moderno. La movilidad determina aspectos relevantes no solo en el campo urbanístico, sino también, en la economía, la academia, la industria, la política, los gobiernos, desarrollo agrícola y en el adelanto tecnológico y científico. 

Sin embargo, algunos actores de esta actividad como los conductores y peatones abusan de su actuar en las vías ignorando las normas de tránsito al comportarse como si fueran los dueños de las calles y avenidas. Pareciera que estuvieran en competencia. No les interesa el flujo normal vehicular, no tienen en cuenta semáforos, señales de tránsito ni mucho menos a peatones.

Este absurdo y desmedido comportamiento convierte las vías en peligrosos escenarios en los que es posible la circulación de motocicletas a altas velocidades sin luces, sin placa sobre los andenes y hasta en contravía. Claro, eso sin mencionar los sobrecupos, la pitadera continua y los inesperados trancones ya a cualquier hora del día.

Se les conoce como horas – pico, porque la congestión vehicular es la gran protagonista. Se produce como una especie de caos, de desesperación, de estrés, de aceleramiento en cada una de las actividades que se hacen. Pero, hoy, esa congestión se presenta casi a toda hora en las ciudades.

Los peatones se quejan de los conductores y estos de aquellos. Creo que ambos grupos tienen razón. Los peatones, en gran proporción, no utilizan los puentes elevadizos; no caminan por las cebras al pasar las calles, lo hacen en cualquier parte de la vía; tampoco esperan el bus en los paraderos y se quieren bajar donde quieran.

Los conductores se desplazan a grandes velocidades pese a que existe un límite para ello. Su trato con los pasajeros y peatones es altanero y a veces vulgar. Además, de que arrancan y frenan sin ningún tipo de tacto y cuidado, no les importa que llevan personas.

Claro está que las vías tampoco ayudan mucho, el sistema de semaforización continuo es un problema, las empresas de transporte urbano y sus horarios empeoran la situación, los establecimientos de comercio hacen su aporte y los vendedores de las calles cuadran el panorama de embotellamiento y trancones. 

Se necesita más atención a este problema. No solo de los gobiernos, sino también, de cada uno de los actores, desde la base de una concienciación plena y solidaria.  

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