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Miguel Uribe Turbay: el líder que la violencia le arrebató a Colombia

Ago 12, 2025

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Su muerte revive viejas heridas de la violencia política en Colombia y reconfigura el panorama electoral de cara a 2026.

DIARIO DEL HUILA, PRIMER PLANO

La madrugada del 11 de agosto de 2025, Colombia recibió una de las noticias más dolorosas y simbólicas de los últimos tiempos: falleció en Bogotá el senador del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay, víctima de un atentado que dos meses antes había estremecido al país. Su muerte, confirmada por la Fundación Santa Fe a la 1:56 a.m., marca un nuevo capítulo en la historia política nacional y reabre viejas heridas que creían haber cicatrizado.

Miguel Uribe Turbay, de 39 años, no solo era uno de los líderes más reconocidos de la oposición al actual Gobierno, sino también el senador más votado en las elecciones legislativas de 2022 y un precandidato presidencial con una creciente popularidad de cara a 2026. Su vida, atravesada por la tragedia familiar, la disciplina política y la férrea convicción en la lucha contra la violencia, fue interrumpida de forma abrupta y violenta, dejando un vacío que, en palabras de su partido, “es imposible de llenar”.

El atentado que conmocionó a Colombia

El sábado 7 de junio de 2025, en un barrio del occidente de Bogotá, el senador Uribe Turbay encabezaba un acto político como parte de su campaña presidencial. Mientras pronunciaba un discurso ante seguidores, un sicario se abrió paso entre la multitud y le disparó varias veces. Dos de los proyectiles impactaron su cabeza.

En medio del caos, el congresista fue trasladado de urgencia a un centro asistencial de Fontibón y luego remitido a la Fundación Santa Fe. Allí fue sometido a varias intervenciones neuroquirúrgicas y permaneció en estado crítico durante dos meses. Su padre, Miguel Uribe Londoño, y su esposa, María Claudia Tarazona, lideraron cadenas de oración en iglesias, redes sociales y plazas públicas, movilizando a miles de personas que pedían por su recuperación.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos médicos, su estado se deterioró a inicios de agosto debido a una hemorragia en el sistema nervioso central. El 9 de agosto, la clínica informó que había requerido nuevos procedimientos de urgencia, pero su cuerpo no resistió.

Un crimen con ecos del pasado

El asesinato de Miguel Uribe Turbay revive fantasmas de la Colombia de finales de los años ochenta y principios de los noventa, cuando magnicidios de figuras presidenciales como Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo sacudieron al país. Según la Fiscalía, el ataque fue ejecutado por un grupo de al menos seis personas, entre ellas un menor de 15 años señalado como autor material. Los móviles siguen sin esclarecerse, pero una de las hipótesis es que fue atacado por su condición de senador y precandidato presidencial.

El presidente Gustavo Petro lamentó la pérdida señalando que “la vida está por encima de cualquier ideología”, mientras que el expresidente Álvaro Uribe Vélez, fundador del Centro Democrático, expresó: “El mal todo lo destruye, mataron la esperanza. Que la lucha de Miguel sea luz que ilumine el camino correcto de Colombia”.

Herencia de dolor y compromiso

Miguel Uribe Turbay nació el 28 de enero de 1986 en Bogotá, en el seno de una familia profundamente vinculada a la política y al servicio público. Nieto del expresidente Julio César Turbay (1978-1982) y de la gestora social Nydia Quintero, fundador de la Fundación Solidaridad por Colombia, su vida estuvo marcada por una tragedia temprana: el asesinato de su madre, la periodista Diana Turbay, en 1991.

Diana Turbay fue secuestrada por el cartel de Medellín y murió en un intento de rescate. Miguel, que tenía apenas cuatro años, creció con el recuerdo de su madre como símbolo de integridad y compromiso por la paz. “Su causa se convirtió en mi propósito de vida: un país sin violencia”, solía decir.

Puede leer: Fiscalía califica como magnicidio la muerte de Miguel Uribe

Ascenso político

Su carrera política comenzó en 2012, cuando fue elegido concejal de Bogotá por el Partido Liberal. Dos años después, alcanzó la presidencia del Concejo Distrital con 32 votos, convirtiéndose en una figura visible gracias a su firme oposición al entonces alcalde Gustavo Petro.

En 2016, durante la alcaldía de Enrique Peñalosa, fue nombrado secretario de Gobierno de Bogotá, donde lideró temas de seguridad y convivencia. En 2018, One Young World lo reconoció como uno de los 10 jóvenes más influyentes del mundo, en parte por su trabajo en la capital.

En 2019 se lanzó a la Alcaldía Mayor de Bogotá, obteniendo más de 425.000 votos. Aunque no ganó, consolidó su imagen como líder joven, disciplinado y con proyección nacional.

En 2022 dio el salto al Senado encabezando la lista del Centro Democrático, partido con el que se alineó ideológicamente. En esa elección, obtuvo 223.167 votos, la cifra más alta para un legislador en ese periodo. Desde la Comisión Tercera del Senado se convirtió en un crítico constante de las políticas económicas y fiscales del gobierno Petro.

Un líder con agenda clara

Miguel Uribe Turbay llevaba meses recorriendo el país como precandidato presidencial. Su última visita al Huila, el 26 de abril de 2025, dejó claro su enfoque político. En Neiva, durante el sexto Foro Por el Futuro de Colombia, habló de “liberar al país” de la inseguridad, combatiendo la extorsión y fortaleciendo el sector productivo.

Propuso, entre otras medidas, cortar la señal celular en todas las cárceles desde el primer día de su eventual gobierno y cerrar embajadas que no generaran inversión o mercados para el agro colombiano. También manifestó su apoyo al sector piscícola del Huila y defendió la asociatividad y el crédito para pequeños productores.

Impacto político de su muerte

El fallecimiento de Uribe Turbay, a menos de un año de las elecciones presidenciales, reconfigura el tablero político. Según encuestas de julio de 2025, era el precandidato con mayor intención de voto dentro del uribismo y uno de los más competitivos en un escenario nacional polarizado. Analistas como Laura Bonilla, de la Fundación Paz y Reconciliación, advierten que su asesinato podría reforzar discursos de mano dura y seguridad, y movilizar al electorado de derecha.

El Centro Democrático, que contaba con él como figura central, debe ahora reorganizar su estrategia y definir quién ocupará su curul en el Senado. Según la ley, será María Angélica Guerra López, política sucreña y miembro de una reconocida familia uribista, quien asuma el escaño.

Colombia ante el espejo

En 2016, la firma del acuerdo de paz con las FARC marcó un hito en la reducción de los indicadores de violencia. Sin embargo, la tasa de homicidios de 2024 (25,4 por cada 100.000 habitantes) sigue siendo una de las más altas de América Latina. El asesinato de un senador y precandidato presidencial recuerda que el país aún enfrenta amenazas serias contra su democracia.

Miguel Uribe Turbay representaba una nueva generación de políticos que crecieron en medio de la violencia, pero apostaban por las instituciones y la vía electoral. Su asesinato no solo apaga una voz, sino que amenaza con desviar el debate público hacia la confrontación y la desconfianza.

Legado y memoria

Familiares, colegas y ciudadanos lo recuerdan como un hombre combativo en la política, pero afectuoso en su vida privada. Su esposa, en un mensaje íntimo y conmovedor, escribió: “Descansa en paz, amor de mi vida”. En redes sociales, las expresiones de duelo provinieron tanto de aliados como de adversarios políticos, todos reconociendo la magnitud de la pérdida.

Uribe Turbay deja como herencia política una agenda centrada en seguridad, fortalecimiento institucional y apoyo al sector productivo. Su vida, marcada por la tragedia, es también un testimonio de resiliencia y vocación de servicio. En un país donde la violencia política ha arrebatado líderes a lo largo de la historia, su nombre se suma a una lista que nunca debió crecer.

La pregunta que queda es si su muerte será un punto de quiebre que impulse a Colombia a blindar sus instituciones contra la barbarie o si, por el contrario, abrirá la puerta a un retroceso en la convivencia política.

Estado actual de las investigaciones del atentado a Miguel Uribe Turbay

  • La Fiscalía General informó que se han desplegado más de 180 investigadores del CTI y la Policía Judicial. Se han realizado 23 entrevistas, análisis del arma utilizada —una pistola Glock adquirida en Arizona en 2020—, revisión de más de mil videos y reconstrucción detallada de la ruta del menor señalado como autor material.
  • Se abrió una investigación por parte de la Fiscalía Penal Militar y Policial, en coordinación con la Policía Judicial, para determinar si hubo fallas o posibles complicidades dentro del esquema de seguridad del senador. j
  • Hasta ahora, seis personas han sido capturadas, entre ellas el menor que disparó y figuras clave como alias “El Costeño”, presunto coordinador. También han sido judicializadas personas encargadas del transporte del arma o de la planificación logística.
  • Las autoridades investigan la posible implicación de disidencias de las FARC, especialmente la Segunda Marquetalia, como posibles autores intelectuales del atentado. Se han identificado conexiones con el Caquetá, especialmente presencia de conversaciones entre alias “El Costeño” y alias “Gabriela” vinculadas al traslado del arma y refugio posterior.
  • A pesar de estos avances, aún no se ha establecido públicamente quién ordenó el crimen, y ninguna autoría intelectual está confirmada oficialmente.

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