Colombia está atravesando la más grande crisis diplomática con el gobierno de los Estados Unidos, por la descertificación que le impuso el país del Tío Sam por el incumplimiento de la lucha frontal contra las drogas, donde el territorio colombiano se convirtió en el mayor productor y exportador de cocaína, así el presidente Gustavo Petro y sus áulicos digan lo contrario. Actualmente existen más de trescientas mil hectáreas de este alucinógeno que se ha convertido en el material comburente de las once organizaciones narcoterroristas que tienen azotada y amenazada a la sociedad colombiana. Como respuesta a esta decisión estadounidense, el primer mandatario de los colombianos ha reaccionado violentamente contra las autoridades norteamericanas a través de su acostumbrada alocución presidencial y sus trinos, sin que exista la mesura para dirimir esta clase de conflictos. Parece que estuviera dirigiéndose a las mingas indígenas y a las organizaciones sociales con epítetos y juicio de valor ofensivos y amenazantes contra sus opositores. Consideramos que esta clase de situaciones generan rechazos entre los países con los cuales se han mantenido las mejores relaciones diplomáticas y comerciales durante décadas. Se deben utilizar todos los esfuerzos para utilizar los canales diplomáticos como han sido manejados en otrora.
Con esta clase de actitudes hostiles y detestables desde todo punto de vida, no se consigue apaciguar los ánimos que actualmente se encuentran candentes y sobre todo cuando la flota naval, aérea y militar de alta tecnología y con inteligencia artificial se encuentra paqueada frente a todas las costas venezolanas y que puede generar una intervención para extraer y derrocar el régimen de Nicolás Maduro. No queremos ser alarmistas, pero los anuncios del primer mandatario de atacar directamente a todas las organizaciones narcoterroristas sin pedir autorización a los gobiernos de turno, como ha venido ocurriendo en otros países del mundo, pueden provocar que se llegase a presentar en territorio colombiano. Rechazamos cualquier iniciativa bélica que ocurra contra nuestro país, Por este motivo, debemos recuperar la confianza y el dialogo con los Estados Unidos. Solo a través de los canales diplomáticos se logran consensos.
Atrás deben quedar esos juicios de valor a través de trinos. Donald Trump desde que asumió la presidencia norteamericana el pasado 20 de enero, ha venido generando una transformación total en la geopolítica mundial. Con este país no se pueden generar conflictos gratuitos, solamente para defender sesgos ideológicos que se encuentran en decadencia. Recuerden que ellos promulgan la filosofía Monroe: “América para los americanos”. Nosotros estamos en medio de esta problemática mundial de la lucha contra las drogas. A pesar de estos disensos, Estados Unidos ha confirmado que garantizará la continuidad en la cooperación antidrogas con Colombia, pero ha responsabilizado al presidente colombiano por sus incumplimientos, así desde el interior de la Casa de Nariño digan lo contrario. Con Trump no se juega.
