Son pertinentes las medidas adoptadas por el gobierno departamental y los alcaldes municipales para garantizar la seguridad a propios y extraños que nos visitan durante este periodo de fiestas, pero que no son suficientes ante la llegada de criminales que arriban para cometer actos delincuenciales, aprovechando las aglomeraciones. Nuestros ancestros nos expresaban “El undécimo mandamiento, es no dar papaya”. En el fondo tienen la razón. Estos desadaptados sociales buscan el menor descuido de las personas para cometer sus fechorías. Igualmente, las viviendas no hay que dejarlas solas. Los vehículos y motos deben dejarlos en parqueaderos. No los dejen en la calle. Preferiblemente utilicen los servicios públicos de transporte. No lleven los celulares y billeteras a estos actos masivos. Algunos adultos expresan que, ante el aumento de casos de atracos y hurtos callejeros, lleven solamente la cédula y un billete camuflado en sus prendas personales. Aunque es risible, vale la pena tener en cuenta cuando asistimos a un evento. No se expongan a ser sujetos de estos raponeros. Las pandillas andan al acecho en grupos de 10 o más integrantes de éstas, y acorralan a las familias desprevenidas para húrtales sus pertenencias y salen huyendo de manera dispersa. Esta es una modalidad que se está imponiendo últimamente.
La profunda crisis social y económica en que se encuentra sumida la sociedad colombiana y especialmente la huilense, porque no encuentran oportunidades laborales estables en los sectores público y privados, algunas familias se ven obligadas a colocar expendios de comidas en las diferentes vías de la ciudad. Neiva no es la excepción. Durante estas festividades proliferan ventas de alimentos en algunos sitios estratégicos, pero, que no están cumpliendo con las normas sanitarias establecidas por las autoridades del ramo. A lo largo de los sitios donde se desarrollan estas actividades, se ubican algunos vendedores de comida, que expenden alimentos que no cumplen con los protocolos de higiene para ser adquiridos por los consumidores.
En estos tiempos modernos se nota la maldad y la pérdida de principios éticos de algunos vendedores, que, con el afán de desarrollar una actividad informal, no les interesa en nada el bienestar de la población al vender estos alimentos. Por tal motivo, se recomienda adquirirlos en lugares adecuados y que tengan unas condiciones de higiene que garanticen la salubridad de sus comensales. En muchas ocasiones la ingenuidad y buena fe para el consumo de alimentos para satisfacer sus demandas gastronómicas, pueden constituirse en el pasaporte a la muerte y en su defecto, en un aumento del gasto del sector de la salud para el Estado. Igualmente, la venta de licores de contrabando y de fabricación casera, están generando un alto riesgo para la salud de los consumidores de bebidas etílicas, por lo cual se recomiendan adquirirlos en expendios oficiales.







