Diario del Huila

Mauricio Gaona y la fuga de cerebros

Jun 26, 2025

Diario del Huila Inicio 5 Opinión 5 Mauricio Gaona y la fuga de cerebros

La semana pasada, mientras viajaba por Madagascar, un país atrapado aún en el subdesarrollo y la pobreza extrema tras décadas de abandono posterior al colonialismo francés, no pude evitar compararlo con Colombia. Fue como retroceder 40 años y ver, por un lado, lo mucho que hemos avanzado, pero también sentir la impotencia de la pobreza y el abandono que aún sufren muchos de nuestros departamentos, atascados en ciclos similares pero menos visibles que el de los malgaches.

En las largas y por momentos aburridas jornadas de 12 horas diarias viajando por carreteras destrozadas, encontré entretenimiento en las discusiones de la red social X. Vi un debate que me llamó la atención entre el exfiscal Montealegre y un nombre que hasta entonces no conocía, un tal “Mauricio Gaona”. Mauricio es hijo del magistrado de la Corte Suprema Manuel Gaona Cruz, quien fue asesinado durante la toma del Palacio de Justicia en 1985. Con apenas 7 años, Mauricio enfrentó uno de los mayores miedos de cualquier ser humano, la pérdida de su padre. Pero en lugar de ser consumido por el dolor, decidió transformar el legado de su padre en una brújula personal hacia la excelencia.

Gaona estudió derecho y posteriormente trabajó como secretario del presidente del Consejo de Estado. Fue asesor del Fiscal General, contralor delegado para la gestión pública y, de un momento a otro, se esfumó de la esfera política colombiana. Indagando su perfil en LinkedIn me cuestionaba sobre qué lo había llevado a tomar esa decisión. Intuyo que fue una mezcla de su vocación académica y la impotencia frente a la ineficiencia estatal y la corrupción que nos ahoga. Muy lejos del show político colombiano, se dedicó a la investigación y la enseñanza en las mejores universidades del mundo. Pasó a ser invitado y después profesor en instituciones como Yale, Oxford, McGill y Harvard, donde posteriormente realizó su doctorado. También trabajó para el Departamento de Seguridad de Estados Unidos, las Naciones Unidas y el Gobierno de Canadá.

Mientras lo escuchaba debatir en W Radio con el exfiscal Montealegre, vi en Gaona un tipo que encarnaba lo que siempre he querido que sea el perfil de líder que Colombia requiere. Y me preguntaba, ¿cómo es posible que el país haya sido tan inútil en dejar escapar talentos de esta categoría? Y peor aún, ¿cuántos más habrá como él? La respuesta todos la sabemos y es que tristemente, son miles. Mientras estos talentos abandonan el país, Colombia enfrenta desafíos considerablemente más complejos y difíciles de resolver que los de la mayoría de naciones.

Gobernar un país como el nuestro es un reto tan complejo que exige, en mi opinión, combinar excelencia académica y sensibilidad social. Y el problema es que nuestros políticos han hecho de la mediocridad y la ineficiencia su zona de confort, marginando y alejando a quienes cuestionan sus prácticas obsoletas y débiles resultados a países como Alemania, Francia, Canadá y Estados Unidos.

Y mientras todo esto sucede y el país se debate entre quién debería ganar La Casa de los Famosos o si el Presidente utiliza zapatos Ferragamo, seguimos perdiendo valiosos profesionales, jóvenes talentosos y líderes sociales que huyen en busca de las oportunidades que Colombia les niega. La tecnocracia -o en palabras comunes los profesionales éticos y preparados- es tergiversada al ser enemiga de un sistema político que se enfoca en perpetuar sus privilegios y lujos antes que en construir soluciones reales para los más necesitados.

En esos caminos ahuecados de Madagascar, veía en Gaona otro más de los miles de líderes colombianos desaprovechados. Y por eso pienso que el país debe impulsar políticas que retengan e incentiven a los más preparados para asumir cargos públicos; líderes que tengan la vocación de formar nuevos líderes, como lo hace este profesor, y que generen para nosotros soluciones estructurales, opuestas a las soluciones populistas y de corto plazo que hoy en día nos entregan los políticos.

Colombia requiere que sus ciudadanos más técnicos y sus ciudadanos más sensibles trabajen en conjunto para que nuestras instituciones puedan generar oportunidades en pro de quienes más las necesitan, y llevar a ellos progreso real. Y para esto nosotros, el Estado, debemos valorar más a nuestros mejores profesionales e inculcarlos a que formen miles más. Porque de este hoyo no salimos con discursos populistas y promesas irrealizables, sino con buena gestión y líderes preparados.

Con el aroma de un café colombiano, los saludo,

Santiago Ospina López.

Tal vez te gustaría leer esto