A raíz de del magnicidio del senador y candidato presidencial, Miguel Uribe Turbay y de los sucesos recientes que se han venido presentando, por las salidas en falso y las cortinas de humo que ha venido generando el presidente Petro en sus discursos incendiarios, que de forma reiterada pronuncia a las organizaciones sociales, además de las diatribas y ofensas contra los actores que no comparten su pensamiento y su ideología arcaica descontextualizada, ha empezado a desarrollar una serie de mensajes inamistosos y ofensivos contra el gobierno de los Estados Unidos. Craso error. El país más grande y potente del orbe, ha sido tradicionalmente el mayor aliado estratégico en el campo político, económico y militar durante todos los gobiernos que le han precedido a la actual administración nacional. Esta situación ha venido provocando una respuesta muy fuerte de los voceros del gobierno Trump. Con estos mensajes hostiles a través de los trinos acostumbrados, se está manejando de manera errada la diplomacia con el país del Tío Sam. Y como si fuera poco, el respaldo unánime al dictador Nicolás Maduro, por sus propuestas de alianzas territoriales y militares con Venezuela y otras manifestaciones que no son aceptadas por el gobierno norteamericano, cuya decisión fue ofrecer 50 millones de dólares por su captura para llevarlo a sus estrados judiciales. Inclusive las jugosas recompensas a los demás integrantes del gobierno venezolano provocan una mayúscula preocupación a toda la sociedad colombiana, por las decisiones draconianas que pueden tomarse próximamente contra la economía colombiana y contra los integrantes del movimiento político afecto al ejecutivo.
Lo anterior no es un juego. Y desde esta tribuna de opinión no estamos generando un pánico por los eventuales sucesos que se pueden presentar. Somos muy objetivos con los juicios de valor que difundimos. Dada la nueva geopolítica que empezó a vivir el mundo, desde el pasado 20 de enero cuando se posesionó el actual primer mandatario de la sociedad norteamericana y que muchos actores de la opinión pública nacional desconocen, podemos estar ad portas de una afrenta y de sanciones contra los intereses colombianos, que rechazamos desde todo punto de vista, porque sabemos las nefastas consecuencias que pueden afectar el bienestar de las familias de este país, que se encuentra en una profunda crisis social, económica y política, por motivos ampliamente analizados en esta Casa Editorial. Ya se están presentando situaciones similares en otros países del mundo. Esperamos que lo anterior no suceda.
Respetuosamente le recomendamos al presidente Gustavo Petro Urrego, utilizar la diplomacia, para expresar sus inconformismos ante el gobierno norteamericano. Igualmente, no se debe inmiscuirse en asuntos extranjeros. No auspicie peleas con los demás países del mundo. Termine su último año constitucional, buscando siempre consensos y estructurando estrategias para encontrar el sendero de crecimiento económico y la unidad nacional. Respetemos siempre la institucionalidad y sigamos buscando la reconciliación nacional.







