La ex primera dama de la Nación y presidenta vitalicia de la Fundación Solidaridad por Colombia, Nydia Quintero, falleció a los 93 años. Fue homenajeada por su legado social en una sentida ceremonia en Bogotá, donde su hijo, Julio César Turbay Quintero, ofreció un emotivo mensaje de despedida.
DIARIO DEL HUILA, NACIONAL
Con honores, homenajes y lágrimas, Colombia despidió a una de las figuras más emblemáticas del servicio social en el país: Nydia Quintero Turbay, ex primera dama de la Nación y presidenta vitalicia de la Fundación Solidaridad por Colombia, quien falleció el pasado lunes 30 de junio a los 93 años de edad.
Conocida como la “dama de la solidaridad”, Quintero fue despedida por familiares, líderes políticos, amigos y ciudadanos en una emotiva jornada que inició en el Congreso de la República y culminó con una solemne ceremonia religiosa en la Catedral Primada de Bogotá. Su legado de servicio a los más vulnerables fue recordado con gratitud y admiración.
La noticia de su fallecimiento fue confirmada por su nieta, María Carolina Hoyos, hermana del senador Miguel Uribe Turbay, a través de redes sociales. “Mamita… vuela alto y en paz. Hoy el cielo recibe a una gigante: la dama de la solidaridad”, escribió, evocando la profunda conexión entre su madre, Diana Turbay, y su abuela, Nydia.
Homenajes en el Congreso y la Catedral
Los actos fúnebres comenzaron en el Congreso de la República, donde la familia Turbay fue recibida entre aplausos y muestras de afecto. Allí, la presidenta encargada del Congreso, Lorena Ríos, ofreció un breve pero sentido discurso en el que resaltó la vida de entrega de la ex primera dama y elevó una oración por la salud del senador Miguel Uribe, nieto de Nydia Quintero.
Más tarde, el cortejo fúnebre se trasladó a la Catedral Primada de Colombia, en el centro histórico de Bogotá, donde se celebró la misa fúnebre presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio. El arzobispo recordó a la homenajeada como una mujer “cuya fe se tradujo en acción, en entrega y en esperanza para miles de colombianos necesitados”.
Durante la ceremonia, varios asistentes destacaron el papel protagónico que tuvo Nydia Quintero en la construcción de una agenda social desde la Fundación Solidaridad por Colombia, impulsando programas de educación, nutrición y desarrollo humano que impactaron a generaciones de familias vulnerables en todo el país.
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Un mensaje desde el corazón
Uno de los momentos más conmovedores del homenaje fue el mensaje pronunciado por su hijo, Julio César Turbay Quintero, quien, con palabras cargadas de afecto, sabiduría y gratitud, rindió tributo a la vida de su madre.
“Querida madre Nydia, o Doña Nydia, como le dice el pueblo colombiano con amor, hoy se separa tu cansado cuerpo de tu alma joven, vital, sabia, dulce y generosa”, expresó, visiblemente emocionado.
En su discurso, Turbay recordó no solo el legado institucional y social de su madre, sino también su fortaleza ante las pruebas personales más duras, como la trágica pérdida de su hija, la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991. “Demostraste tu talante y tu grandeza de alma, llevando con dignidad tus sentimientos más humanos y maternales”, dijo.
“Hoy venimos más que a llorar tu partida, a celebrar tu vida, sabiendo que has partido en paz, llena de fe, de afecto, y acompañada por tus seres queridos. Te llevas el reconocimiento, la admiración y el amor del que tanto diste a los colombianos”, añadió Turbay.
Una vida consagrada al servicio
Aunque fue conocida inicialmente como la esposa del expresidente Julio César Turbay Ayala (1978-1982), Nydia Quintero se forjó su propio camino en el ámbito social. Fundó y lideró por décadas la Fundación Solidaridad por Colombia, una institución sin ánimo de lucro que brindó apoyo a miles de niños, mujeres y comunidades vulnerables en todo el territorio nacional.
Su compromiso la convirtió en referente de la gestión social desde lo público y lo privado, marcando una pauta que luego sería seguida por otras primeras damas y líderes comunitarios.
Último adiós
Los actos de despedida concluyeron con los tradicionales rituales católicos: esparcimiento de agua bendita e incienso, y un momento de silencio colectivo en la Catedral. Hacia las dos de la tarde, el féretro fue retirado del templo en medio de aplausos, en señal de respeto y gratitud.
Colombia despidió así a una mujer que dejó huella más allá de la política, con una vida dedicada a la compasión, la empatía y el compromiso con el prójimo. Su legado, como resaltó su hijo, “nos seguirá acompañando y orientando para siempre”.

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