Lo que comenzó como una tormenta intensa en la región de Valencia se ha convertido en una tragedia nacional en España.
Las lluvias torrenciales, provocadas por el fenómeno meteorológico DANA, han dejado al menos 62 personas fallecidas y otras 6 desaparecidas. Las imágenes captadas el martes muestran el devastador poder de la naturaleza: ríos de agua desbordados arrasando calles, mientras vehículos y escombros eran arrastrados sin resistencia.
En cuestión de horas, la situación pasó de crítica a catastrófica, llevando al Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana a actualizar el balance de víctimas, que subió de 51 a 62 en poco tiempo. El impacto de las inundaciones ha afectado también la conectividad en la región; los servicios de transporte ferroviario y aéreo han sido suspendidos, aislando a Valencia en gran medida.
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El país en luto
La magnitud de la tragedia ha unido al país en un doloroso minuto de silencio, guardado este miércoles en el Congreso de los Diputados en honor a las víctimas. La Casa Real expresó su solidaridad en la plataforma X, transmitiendo sus condolencias a los familiares de los fallecidos y ofreciendo apoyo a los afectados. «Desolados ante las últimas noticias… Fuerza, ánimo y todo el apoyo necesario para todos los afectados», fueron las palabras de la monarquía.
El presidente Pedro Sánchez, recién llegado de su gira por India, presidirá un comité de crisis para atender la situación de manera directa. En sus redes sociales, Sánchez manifestó su preocupación: “Sigo de cerca y con preocupación las informaciones sobre las personas desaparecidas y los daños causados por la tormenta”, e instó a la población a acatar las recomendaciones de las autoridades.
La región de Valencia enfrenta lo que algunos consideran una catástrofe inédita. En ciertas zonas, la lluvia caída en un solo día superó el promedio mensual, inundando áreas enteras y afectando infraestructuras esenciales.
La mañana del miércoles aún dejaba ver los efectos de la tormenta: varias zonas seguían sin electricidad ni servicio de telefonía, y las carreteras inundadas impedían el acceso a localidades enteras.
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