El asesinato de Sara Millerey, una mujer trans de 32 años, continúa generando conmoción y profundo rechazo en Colombia. En un emotivo episodio del pódcast Más allá del silencio, conducido por el periodista Rafael Poveda, su madre, Sandra Borja, ofreció un relato íntimo y desgarrador sobre la vida, la lucha y la muerte de su hija, víctima de un ataque brutal en Bello, Antioquia.
Sara se hizo visible ante los ojos del país el pasado 4 de abril, cuando se difundió un video de 28 segundos que la mostraba luchando por su vida en una quebrada. El registro estremeció a quienes lo vieron. Sara estaba herida, con fracturas visibles, y no podía nadar. Su caso, más allá de la violencia física, expuso nuevamente las difíciles condiciones que enfrentan las personas trans en Colombia.
En el pódcast, Sandra Borja recordó a su hija como una persona alegre, creativa y profundamente espiritual. Desde temprana edad, Sara mostró su identidad femenina. A los 15 años comenzó su proceso de transición y escogió su nombre inspirada en las «mirellas», como llamaba a la escarcha y otros objetos brillantes. “Le encantaba brillar”, expresó su madre, haciendo referencia al gusto de Sara por las lentejuelas, los peinados llamativos y su forma de habitar el mundo con orgullo.
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A través de fragmentos de los escritos personales de Sara, se conoció también una faceta poco vista: su conexión con la espiritualidad y la fe. Uno de sus textos decía:
“Aleja de mí, Señor, toda maldad, toda mala acción. Toda idea en contra de mí y, por sobre todo, el hecho de violencia que me dañe o me deje sin vida…”
Sandra relató cómo la vida de su hija estuvo marcada por la discriminación y el miedo. “Era una niña entregada a Dios, siempre pidiéndole protección, porque muchas veces la agredían en la calle, solo por ser trans, por ser ‘hecha’ como decía ella”, narró.
La madre también habló de los momentos finales. Contó que estaba en misa cuando le avisaron que Sara estaba atrapada en la quebrada La García. Al llegar al lugar, la vio aferrada a unas ramas. Aunque fue rescatada, llegó gravemente herida al hospital, donde —según denuncia— no recibió atención adecuada. “Me dijeron que no había sábanas, que trabajaban con lo que había”, relató.
“Ella solo quería ser feliz”, concluyó Sandra Borja.
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