Ruber Bustos Ramírez
Con frecuencia leemos y oímos opiniones de “líderes políticos” sobre asuntos cafeteros que están muy lejos de corresponder al oficio propio de político serio. La obligación de un líder político es orientar a su electorado y a la ciudadanía en general sobre los temas trascendentales para el departamento del Huila y para el país, brindando su opinión sobre bases sólidas y ciertas de discusión, no sobre relatos construidos desde las necesidades electoreras, pues de esta forma no se construye el debate público en torno al interés común sino que se acude simplemente a la necesidad propia de revalidar su silla en la corporación o cargo en el que se encuentre.
Resulta muy fácil salir con sofismas según los cuales el precio de referencia de la carga de café no debe determinarse a partir de la bolsa de Nueva York, sin hacer un planteamiento real y realizable que permita considerar una propuesta que sustituya el mecanismo actual.
El mercado de los commodities se tranza en el mecanismo de bolsa, así se ha construido por décadas, pretender cambiar el sistema de bolsa escapa de las posibilidades de Colombia y de todos los países productores en su conjunto.
Aún los commodities cuyos países productores son poderosos en el contexto internacional, como sucede con el petróleo o el maíz, se negocian en bolsa, no porque lo quiera uno u otro sino porque ese es el mercado que se ha construido para eso, porque ofrece un lugar de encuentro de vendedores y compradores con garantías de cumplimiento de las dos punta, con instrumentos financieros y legales que dan seguridad a las transacciones; es como la plaza de mercado del pueblo pero acá no se trata de cambiar de ubicación la plaza de mercado ni de abrir una nueva para un solo producto, es asunto que de verdad reporta una envergadura colosal y por lo tanto cualquier afirmación al respecto debería estar soportada en un análisis serio, no en sofismas.
Los sofistas del café siempre quieren imponer relatos que no buscan el beneficio real del caficultor sino sumar unos cuantos votos, lo hacen a sabiendas de que sus “propuestas” no son realizables y tampoco se fundan en bases reales.
Con precios altos o bajos siempre estarán atentos a no abordar los temas reales de la caficultura, siempre creen que la calentura está en las sábanas y dejan de lado importantes discusiones como la productividad. Desde la perspectiva de productividad la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia ha venido trabajando en beneficio del cafetero y, muy a pesar de los sofistas, Cenicafé nos ha entregado variedades resistentes que han implicado serios ahorros económicos a la caficultura y que por habernos acostumbrado a tenerlos, hoy no se valoran como debería, pero que muchos países productores aprecian.
Y esto de la productividad no es capricho ni retórica de la Federación, la misma Directora Ejecutiva de la Organización Internacional del Café lo dijo en reciente visita a Colombia: “Los precios altos no aseguran prosperidad; el futuro del café depende de productividad.”
Lo que pasa frente a la productividad en el discurso político es que no suma los votos que unos necesitan y por el contrario sí impone un compromiso de trabajo para lograrla, pero eso no le interesa a los sofistas del café.
Hoy, además de los problemas estructurales de productividad que tiene nuestra caficultura, en su estructura hemos tenido que asumir un gasto adicional que es el que debemos pagar por seguridad y sobre eso no estamos viendo a los sofistas reclamando al Gobierno Nacional, como si eso fuera menor.
Para finalizar en la referencia a los relatos de los sofistas del café, mucha intención tienen de graduar de enemigos a las multinacionales que compran el Café de Colombia, partiendo de la base de que comercializarlo es una tarea fácil, sin tener comprensión o desconociendo convenientemente los riesgos y altos costos logísticos y financieros que esto implica.
A este respecto también traigo a colación un mensaje que nos dejó la Directora Ejecutiva de la OIC: “Los productores solos no logran movilizar todo el café; necesitamos vernos como socios estratégicos de las multinacionales”. Esa visión de socios estratégicos solo la podemos lograr si estamos asociados de tal forma que podamos tener relaciones igualitarias en las negociaciones y para eso la Federación Nacional de Cafeteros ha construido relaciones comerciales por décadas, que no se imponen de un momento a otros sino que se edifican en torno a la confianza por muchos años.
Al final, el llamado desde esta columna es a una discusión de cara al cafetero y leal con la verdad y las posibilidades de transformaciones, alejada de simples deseos y mucho mas, alejada de necesidades discursivas electoreras.
