Por: Johan Steed Ortiz Fernández
¡Claro que el Alcalde puede beber, irse de rumba, de conciertos, y hasta emborracharse! ¿Quién dijo que eso es un pecado? Claro que puede. Nadie puede negárselo. Otra cosa es que deba.
Un Alcalde responsable, que no ha podido cumplir nada de lo que prometió en campaña y que tiene a cargo una ciudad con problemas tan grandes como la inseguridad, el mal estado de las vías, la falta de ornato, la pobreza extrema, la informalidad laboral, el espacio público, entre otros temas, no puede darse espacio para descanso, menos para rumbas, viajes y conciertos.
También es cierto que en cinco días no los va a resolver. No ha podido en 17 meses, mucho menos en una semana, pero la figura del mandatario es importante para que administrativamente el Municipio funcione, para que sus secretarios trabajen, para que exista mayor orden, y para poder avanzar en esos temas que no dan espera, por ejemplo, el de los huecos.
No sé si tienen la misma percepción que yo, pero cada día veo más y más huecos en la ciudad. Un día paso por una vía y hay dos o tres, y al siguiente día con un aguacero más, ya hay cinco o seis. Los huecos se reproducen más que los gatos de la calle y lo peor es que no hay solución.
Hace unos años, el “Ingeniero Civil”, el hoy alcalde siendo concejal, le reclamaba por la mala calidad del pavimento al alcalde anterior, le decía que el material y la forma como se aplicaba era mala, y hasta hacía videos mostrando zonas donde acababan de reparchar para criticar la calidad de las obras. Hoy exactamente lo mismo pasa con él. Cambiamos de alcalde, pero no de problemas. La ciudad sigue con más huecos que nunca, y lo peor es que no hemos hecho nada para revertirlo.
Llevamos 36 años, 4 meses y 5 días de gobiernos locales elegidos por voto popular, en un municipio con cerca de 800 km de malla vial, de los cuales 400 km son urbanos. Según el diagnóstico del actual plan de desarrollo, al menos 280 km están en pésimo estado, afectando la competitividad, el transporte y el desarrollo económico.
Lo más preocupante es que solo contamos con una cuadrilla para atender las vías. Según el Secretario de Infraestructura, este año podríamos pasar a dos, es decir, a diez personas. ¿De verdad creemos que con eso se puede recuperar la malla vial de Neiva?
Por eso, el problema no es que el Alcalde se vaya de rumba. El problema es la negligencia, la improvisación, la falta de supervisión y la complicidad silenciosa de esta Administración Municipal.
El problema no es que el Alcalde se vaya para el Festival Vallenato. El problema es que no tenemos autoridad. Aquí cualquier persona rompe la vía sin permiso, las empresas públicas abren zanjas para instalar redes domiciliarias y las dejan a medias. Nadie responde, y los que pagamos los platos rotos somos los ciudadanos.
Aquí nos ha faltado una verdadera política de recuperación vial.
Según documentos de la Secretaría de Hacienda Municipal, entre 2015 y 2025 se han apropiado $132.689 millones para atender nuestras vías. Pavimentar 1 km cuesta hoy aproximadamente $2.500 millones. Eso significa que, con lo apropiado, el municipio pudo haber pavimentado 53,14 km, el 22,64% de la infraestructura urbana. Sin embargo, la realidad es que vías nuevas se han creado muy pocas en los últimos años, y la mayor parte de recursos se han quedado en reparcheos, que en nada han servido para mejorar la calidad de nuestras vías.
El gobierno anterior compró un kit de mantenimiento y pavimentación, pero las máquinas están parqueadas porque no hay personal para operarlas. La fresadora lleva meses dañada. Repararla cuesta $145 millones, pero al parecer, no hay voluntad para hacerlo.
Como vemos, el panorama es complejo, las soluciones pocas y la voluntad de la Administración aún menor.
Este es el panorama de nuestras vías señor Alcalde. Me tomé el trabajo de exponerlo para que a su regreso pueda enterarse del mismo, a ver si por fin plantea soluciones.
Neiva no solo está llena de huecos. Está vacía de liderazgo.
No se puede seguir gobernando con el espejo retrovisor, ni con excusas, ni con diagnósticos reciclados. Como concejal que fue por 12 años, usted sabía, Alcalde, cómo recibía la malla vial y el municipio. Es hora que tengamos un Plan Maestro de Malla Vial, que garantice una inversión sostenida, soportada en una gestión que realice ante el Gobierno Nacional y Departamental.
Mientras tanto no habrá plata que alcance, pues según los expertos, arreglar la malla vial cuesta cerca de 2 billones de pesos, y difícilmente con la apropiación de recursos propios podremos solucionarlo.
Alcalde, ojalá haya descansado y haya llegado despierto, porque ya los neivanos nos cansamos de seguir esperando la recuperación de Neiva que nunca llegó.
