Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
El ya notificado traslado del equipo que encarnaba a nuestro amado Atlético Huila, aunque nos deja un tanto compungidos, nos da otra lección clara acerca de la importancia y necesidad de fortalecer el amor por lo nuestro, algo en lo que fallamos mucho y por ello pasan estas cosas; que un extranjero llegue a nuestra tierra y salga “chimbo”; de eso y de letra menuda saben bastante los opitas barrigones que peinan canas y alcanzaron a escuchar discursos de Alberto Lleras Camargo y Guillermo León Valencia.
Que el estadio presente un grave estado de deterioro desde la tragedia ocurrida en el primer semestre del gobierno municipal de Rodrigo Lara Sánchez, en donde fallecieron cuatro obreros, aunque es una razón importante, no es suficiente para que el ecuatoriano “faltón” tome esta determinación, primero porque el estadio es un bien público y el equipo es de una firma privada con claros intereses económicos. No es justo que se ponga a disposición toda una infraestructura y logística para que una organización con fines de lucro, llene sus arcas.
Además, cuando a Juan Carlos Patarroyo se le apareció la Virgen y logró vender el equipo amado de los huilenses a este inversionista ecuatoriano, tenían claro, tanto el vendedor como el comprador, que lo cedía sin estadio incluido y en ese instante el escenario deportivo ya presentaba las falencias que hoy presenta porque nada ha cambiado desde el momento de la negociación hasta este instante, de tal manera que esa no es excusa.
Por otra parte, un empresario como Deller, quien claramente no es un principiante y mucho menos un inexperto en este tipo de negocios, no va a invertir una gruesa suma de dinero sin medir y calcular detenidamente el impacto económico de su transacción, aunque pueden habérsele mojado los papeles y haber fallado en los cálculos, sobre todo en lo que tiene que ver con apoyos provenientes de entidades oficiales.
Lo cierto es que el advenedizo mercachifle agarró sus corotos y se largó con equipo y todo, dejando a toda una fanaticada triste, porque, aunque a la mayoría de huilenses nos falta sentido de pertenencia y empoderamiento, todos sin excepción sentimos afecto por el equipo de fútbol que nos ha representado en más de tres décadas.
Si el problema era por falta de financiación, no entiendo por qué no se democratizó el conjunto opita, liberando acciones para que huilenses con capacidad económica metieran unos pesitos en esta empresa; seguramente muchos empresarios locales hubieran hecho un esfuerzo y hubieran adquirido algunas acciones, ese tipo de maromas se hacen y en ocasiones funcionan.
De todas maneras, entiendo que, en el departamento del Valle, el ecuatoriano “fullero”, podrá acceder a patrocinios de manera mucho más sencilla y tendrá un campo mucho más adecuado para poder ver crecer su inversión.
Adenda:
Préstenle atención al candidato presidencial que representa la fuerza de las regiones, Aníbal Gaviria Correa, porque si sus jefes de debate son los ex gobernadores y ex alcaldes de ciudad capital, su aspiración viene con mucha fuerza y puede dar sorpresas.








