Por:
| Juan Sebastián Prieto Perez |
El reciente fichaje de Santiago Mosquera por Sabaneros de Sincelejo no es un golpe de suerte ni una coincidencia. Es el resultado de años de trabajo arduo, disciplina y talento, valores que han definido su trayectoria y que hoy lo colocan en la élite del futsal colombiano.
Desde sus primeros pasos en el fútbol de salón Huilense, Mosquera mostró un carácter inquebrantable. A pesar de los obstáculos, su dedicación lo llevó a destacarse con Utrahuilca Futsal, Nueva Chicago de Argentina y a representar a la Selección Colombia en el torneo Conmebol Sub-20. Cada atajada, cada sacrificio en los entrenamientos, ha sido parte de un camino que hoy le permite llegar a un equipo campeón y con aspiraciones internacionales.
Su historia es una prueba de que el talento, sin esfuerzo y disciplina, no es suficiente. Muchos jóvenes sueñan con alcanzar el éxito en el deporte, pero pocos están dispuestos a pagar el precio que exige la grandeza. Mosquera lo hizo, y su fichaje es una validación de que la perseverancia abre puertas.
Más allá de lo individual, su logro es también un reflejo del potencial deportivo del Huila. En una región que necesita más espacios y apoyo para el deporte, su caso debe servir de inspiración para las nuevas generaciones. Mosquera no solo defiende el arco; defiende el sueño de muchos niños que ven en él la prueba de que, con esfuerzo, es posible llegar lejos.
Ahora, su reto es aún mayor: consolidarse en Sabaneros, competir al máximo nivel y seguir demostrando que su éxito no es obra del azar. Su historia continúa escribiéndose y, sin duda, seguirá dejando huella en el futsal colombiano.








