El humo blanco se elevó al cielo romano este jueves en la tarde desde la Capilla Sixtina, marcando el inicio de una nueva era para la Iglesia Católica. El elegido: Robert Francis Prevost, un religioso estadounidense con profundo vínculo con América Latina, quien asumirá el pontificado bajo el nombre de León XIV, convirtiéndose en el papa número 267 de la historia de la Iglesia.
El anuncio del “Habemus Papam” fue recibido con júbilo por miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro. La expectación era máxima tras la muerte del papa Francisco y la intensa jornada del segundo día de cónclave, que había dejado en la mañana una segunda fumata negra. Pero la tarde trajo consigo el consenso entre los 133 cardenales electores, quienes depositaron su confianza en el prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
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Prevost nació en Chicago el 14 de septiembre de 1955, y a lo largo de su vida ha construido un perfil que combina la formación académica en Roma con la acción misionera en Perú, país del que obtuvo la nacionalidad en 2005. Allí trabajó durante años como misionero agustino en zonas rurales, en particular en la región de Chulucanas, donde fue vicario apostólico y cultivó un compromiso pastoral centrado en la justicia social, la defensa de los pueblos originarios y la vida comunitaria.
Su trayectoria dentro del Vaticano tomó fuerza en la última década. En enero de 2023 fue designado como prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo clave en la jerarquía eclesiástica, encargado de los nombramientos episcopales en todo el mundo. Desde esa posición, Prevost promovió una visión eclesial descentralizada y abierta a la sinodalidad, alineada con el legado reformador del papa Francisco.
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