Diario del Huila

Las industrias de la inteligencia

Mar 1, 2025

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Por: José Eliseo Baicué Peña

Colombia es una de las principales economías de América Latina y el Caribe. Y, como tal, es apenas normal que sus diferentes gobiernos deberían pensar en la implementación de planes para su desarrollo social y económico, aspecto que debería obligar a la realización de planes para invertir en el talento humano.  

Aunque se han hecho algunas cosas de regular impacto, los progresos en el sector educativo son muy tenues y, al parecer, lejanos. Pues, es preciso atender algunos desafíos que ha venido imponiendo la actual sociedad del conocimiento. Por ejemplo, mejorar el ingreso y fomentar la equidad, mejorar la calidad, la pertinencia, estimular la gestión en todos los sentidos, e incrementar las finanzas, figuran entre algunos aspectos que es urgente atender.

Todos estos aspectos son importantes, pero, quiero referirme al tema de la financiación de las universidades públicas. Un tema que por estos días se ha convertido en discusión nacional y, que ojalá, tenga un óptimo desenlace presupuestal. 

Si hacemos memoria, recordaremos que los presidentes Samper, Pastrana, Santos, Uribe, y Duque, han tenido la política educativa de obligar a las universidades públicas a aumentar sus cupos para mostrar las cifras a instituciones como la OCDE, con el agravante de que el financiamiento lo han atado a esas metas, cuando debería ser al contrario: otorgar más presupuesto para que haya más cobertura. 

En educación superior, para este año se destinaron 12,7 billones de pesos destinados a ampliar cobertura, gratuidad, infraestructura y para implementar estrategias orientadas a fomentar el acceso y la permanencia. ¿Son suficientes estos recursos para atender y proyectar más la educación en el país?

Algunos expertos en el tema argumentan que estos recursos han estado prácticamente congelados desde 1993.  Es decir, hace más de 30 años que las universidades públicas tienen casi el mismo presupuesto, al tiempo que han multiplicado por cuatro sus estudios de pregrado y posgrado.

Urge que la educación superior forme parte de las estrategias centrales del país, garantizando su permanencia y desarrollo en el tiempo, y que sea absolutamente robusta, de tal manera que ninguna ideología política pueda afectarla. Es decir, hacer que Colombia, a través de sus gobiernos, entienda que la educación pública es la mejor inversión.

No es un secreto saber que el conocimiento genera riqueza, y que los países que han invertido en conocimiento, hoy registran altos índices de desarrollo social.

Colombia no puede seguir financiando sus malos manejos históricos, y dejar en deuda la inversión en el futuro.

Urge recordar y entender el mensaje de Frank Safford: las economías del futuro, serán las industrias de la inteligencia.

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