Diario del Huila

Las huellas de José Eustasio Rivera en Manizales

Jul 10, 2025

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La historia de José Eustasio Rivera, autor de La Vorágine, guarda vínculos sorprendentes con la ciudad de Manizales. Desde amistades clave como la del aventurero Luis Franco Zapata —posible inspiración para Arturo Cova— hasta la conservación de valiosos documentos en la Universidad de Caldas, esta ciudad ha tejido un lazo silencioso pero profundo con el legado del novelista huilense.

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Por Germán Ríos Martínez

Cuando el político y escritor manizaleño Silvio Villegas pronunciaba la oración fúnebre por el autor de La Vorágine, José Eustasio Rivera, en el Cementerio Central de Bogotá, fue interrumpido por el ruido de un avión que hacía círculos alrededor del camposanto. Lo piloteaba el capitán Benjamín Méndez Rey, quien conoció a Rivera en Nueva York, y fue el mismo novelista quien le asignó el nombre de Ricaurte al avión que, bajo el mando de Méndez Rey, cubrió por primera vez la ruta Nueva York–Bogotá.

El avión Curtiss Falcon sobrevoló el Caribe, la costa Atlántica y el río Magdalena durante 42 días, hasta que el 2 de enero de 1929 aterrizó en la sabana de Bogotá. Rivera fue sepultado el 9 de enero de ese mismo año, cuando Silvio Villegas —quien ya había dirigido La Patria de Manizales— dirigía el diario El Debate y apoyaba la candidatura presidencial del poeta Guillermo Valencia, en contraposición con la del general Vásquez Cobo. Silvio fue concejal de Manizales, representante a la Cámara y senador. Hizo parte de la escuela “Grecocaldense” e integró “Los Leopardos”, nombre tomado de un circo de fieras que se presentaba en Bogotá, y que evocaba el ímpetu con que los jóvenes Augusto Ramírez Moreno, Eliseo Arango, José Camacho Carreño y el propio Silvio defendían las doctrinas conservadoras ante un liberalismo que consideraban nocivo.

Pero son varias las conexiones de Rivera con la ciudad de Manizales: el médico manizaleño Félix Henao Toro coincidió con José Eustasio Rivera hacia 1920 en unas residencias universitarias de Bogotá, cuando el escritor había concluido sus estudios de Derecho. Para financiar uno de sus viajes, Rivera solicitó un préstamo a uno de sus compañeros y dejó en prenda un baúl con valiosos documentos y algunos objetos: una libreta escrita a lápiz con poemas, dos libros con su firma, una libreta de acuarelas de paisajes de los Llanos Orientales de la Comisión Corográfica de Agustín Codazzi —perteneciente al pintor Manuel María Paz—, una fotografía del novelista con Luis Franco Zapata y, la joya más importante: el manuscrito de Juan Gil, una obra de teatro escrita por Rivera. Como no pudo saldar la deuda, los objetos quedaron en poder del doctor Henao Toro, y fueron conservados con especial celo por su hijo, el ingeniero Ramiro Henao Jaramillo.

El autor de La Vorágine también coincidió en Bogotá con un aventurero manizaleño, Luis Franco Zapata, nacido en una casona del barrio Los Agustinos el 10 de enero de 1888. Se dice que fue él quien inspiró a Rivera con los primeros relatos sobre el drama de los indígenas en las caucherías. Entre 1923 y 1924, José Eustasio viajó al Amazonas, Vaupés, Guainía y Guaviare, probablemente motivado por Franco Zapata, a quien algunos estudiosos consideran el modelo del personaje Arturo Cova, protagonista de la novela.

El médico Emilio Robledo Correa, nacido en Salamina en 1875 y quien fue gobernador de Caldas, donó a la Universidad de Caldas una serie de documentos originales sobre la vida de Rivera. Estos se conservan rigurosamente en la sección de ediciones especiales de la Biblioteca del Centro Cultural Rogelio Salmona, otro vínculo entre Manizales y el legado de Rivera. Durante su residencia en Nueva York, Rivera tuvo como amigo, secretario y traductor a José A. Velasco, quien tras su muerte recopiló documentos y objetos del escritor. Entre estos se encuentran cartas, poderes, recibos, inventarios de bienes, cablegramas, correspondencia personal, afiches, programas de mano del estreno de La Vorágine en cine, una traducción al inglés de la novela, cuarenta fotografías de su vida y hasta la silla en la que solía sentarse. Todo este acervo se preserva con gran cuidado en la Universidad de Caldas.

Un intelectual chileno, Eduardo Neals Silva, mantuvo una fluida correspondencia con José A. Velasco. A partir de sus testimonios, se convirtió en el biógrafo más importante de Rivera y fue el primero en sostener que Luis Franco Zapata, del barrio Los Agustinos, era indudablemente el prototipo de Arturo Cova. Franco y Rivera convivieron en la Orinoquía en varias ocasiones y conocieron a muchos de los personajes que el autor incluyó en su novela: la Niña Alicia, Barrera, Pesil. En 1912, Franco salió por segunda vez de Bogotá con una joven de Guateque llamada Alicia Hernández Carranza. Juntos vivieron el drama de las caucherías, los ziringales y la explotación de la Casa Arana. En 1918, Franco llegó a Orocué, el mismo año en que Rivera arribó para atender un litigio de tierras. Desde entonces y hasta antes del viaje a Nueva York, Franco fue el compañero inseparable del novelista. “No me cabe duda de que Franco es el personaje central de La Vorágine”, afirma el humanista Héctor López, director del Centro José Celestino Mutis y fervoroso estudioso de la obra riveriana. Cuando Rivera enfermó en Orocué, fue Alicia quien le prestó los primeros auxilios.

Para el profesor Juan Levoluck, de la Universidad de Carolina del Sur, Franco Zapata es clave en La Vorágine, pues “Rivera llegó a ser su íntimo amigo. Le informó en detalle sobre las tragedias de la selva, el embrujo maligno de las florestas y la mísera existencia de los ilusionados caucheros”.

Los Franco Zapata fueron siete hermanos: Luis; Vicente, quien vivió y falleció en Cali; Eduardo, también residente en Cali; Belardino, fallecido en esa misma ciudad; Tomás, quien murió en Manizales; Santiago, también muerto en Cali; e Higinio, quien falleció ahogado en un río de los Llanos Orientales, atraído, probablemente, por las aventuras de su hermano Luis. Cuando Luis terminó su periplo por la selva, montó una empresa de taxis en Barranquilla, la trasladó a Cartago y finalmente falleció en Palmira.

La Universidad de Caldas presentará próximamente, en función especial en el Teatro Fundadores, el documental Manizales, Ciudad Riveriana, dirigido por Jorge Iván Galeano y producido por Carlos Alberto Vélez y Germán Ríos Martínez. En las fotografías cedidas por don Óscar Franco Escobar, aparecen Luis Franco Zapata y su familia.

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