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La terapia que acelera la cicatrización de heridas graves hasta en un 50 %

Jun 6, 2025

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Una innovadora tecnología médica está transformando el tratamiento de heridas graves y quemaduras en Colombia y América Latina. Se trata de la Terapia de Presión Negativa (TPN), un método que acelera la cicatrización hasta en un 50 % y reduce significativamente complicaciones postoperatorias.

DIARIO DEL HUILA, SALUD

En hospitales de Colombia y América Latina, miles de pacientes conviven diariamente con un problema de salud pública que, aunque silencioso, tiene consecuencias devastadoras: las heridas crónicas. Úlceras por diabetes, quemaduras graves, lesiones por accidentes o complicaciones quirúrgicas representan una realidad dolorosa que impacta profundamente la calidad de vida, la salud física y emocional, y la recuperación integral de quienes las padecen. En este contexto, una innovación médica está marcando un antes y un después: la Terapia de Presión Negativa (TPN).

Esta tecnología, que utiliza presión subatmosférica controlada aplicada sobre la herida mediante apósitos especiales conectados a un sistema de succión, está transformando la manera en que se manejan las heridas complejas. La evidencia clínica es clara: la TPN puede acelerar hasta en un 50 % el proceso de cicatrización, especialmente en pacientes con quemaduras o heridas graves, además de reducir el riesgo de infecciones quirúrgicas en un 13 % y otras complicaciones postoperatorias en un 12 %.

¿Cómo funciona la TPN?

El principio detrás de la Terapia de Presión Negativa es la creación de un entorno cerrado sobre la herida que, gracias al sistema de succión, ejerce una presión controlada y continua. Este proceso tiene múltiples beneficios comprobados:

  • Estimula el flujo sanguíneo hacia la herida
  • Favorece la regeneración del tejido dañado
  • Disminuye la carga bacteriana
  • Reduce la inflamación y el exceso de exudado

Estos mecanismos fisiológicos generan un entorno óptimo para que las heridas, que antes permanecían abiertas por semanas o incluso meses, comiencen a cerrar más rápidamente y con un mejor pronóstico.

Impacto médico y económico

Además de sus beneficios clínicos, la TPN representa una estrategia eficiente para los sistemas de salud. Su implementación contribuye a reducir el tiempo de hospitalización, evitar procedimientos quirúrgicos adicionales y disminuir el uso prolongado de antibióticos, lo cual se traduce en un alivio significativo para la presión financiera de hospitales y aseguradoras.

“El desafío es implementar esta terapia de manera oportuna”, destaca el Dr. Felipe Vargas, Clinical Specialist Senior en Solventum. “Muchas veces se introduce cuando ya hay complicaciones avanzadas. Pero su verdadero valor está en actuar a tiempo, cuando puede cambiar el curso clínico del paciente”.

Los resultados en cifras son alentadores. En América Latina, el mercado de la TPN generó ingresos por 185 millones de dólares en 2023. Las proyecciones indican que alcanzará los 275 millones de dólares en 2030, con un crecimiento anual del 5,8 %. A nivel global, el crecimiento es aún más significativo: de 2.680 millones de dólares en 2024 se espera que llegue a 5.470 millones en 2035, con un incremento anual del 6,7 %.

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Una solución frente a un problema creciente

Las heridas crónicas se consideran aquellas que, después de seis semanas, no han mostrado una cicatrización adecuada. Esta condición es común en pacientes con diabetes, enfermedades cardiovasculares, alteraciones en la movilidad o quemaduras extensas. De no tratarse adecuadamente, estas heridas pueden derivar en infecciones severas, necrosis tisular, hospitalizaciones prolongadas e incluso amputaciones.

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Pacientes con quemaduras graves muestran mejoras rápidas con esta terapia.

En América Latina, el desafío es enorme. Según estimaciones médicas, millones de personas desarrollan heridas crónicas cada año. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las quemaduras no mortales se encuentran entre las principales causas de morbilidad en países de ingresos bajos y medios. Por su parte, la Federación Internacional de Diabetes estima que, para 2050, más de 50 millones de personas en América Latina podrían estar viviendo con diabetes, una de las principales condiciones asociadas al desarrollo de heridas complejas.

En este panorama, la TPN emerge no solo como una innovación tecnológica, sino como una necesidad urgente para mejorar los desenlaces clínicos de miles de pacientes. No se trata únicamente de cicatrizar una herida más rápido, sino de evitar el sufrimiento, prevenir complicaciones graves y devolver la esperanza de una recuperación digna y eficaz.

Futuro de la terapia en la región

El crecimiento del mercado de la TPN y su adopción en hospitales públicos y privados reflejan una transformación en la forma en que los profesionales de la salud abordan las heridas complejas. Sin embargo, la clave está en la educación médica continua, la disponibilidad oportuna de estos dispositivos y la inclusión de la TPN en los protocolos clínicos desde las primeras etapas del tratamiento.

El desafío que plantean las heridas crónicas en América Latina requiere respuestas innovadoras, y la Terapia de Presión Negativa representa una de las más prometedoras. Apostar por su implementación temprana puede marcar la diferencia entre una cicatrización prolongada y una recuperación rápida, segura y menos dolorosa.

Clínicas en América Latina ya incorporan TPN como parte del tratamiento integral.

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