Diario del Huila

La revolución ética y el poder de la verdad

Sep 20, 2025

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Por: María del Carmen Jiménez

Para quienes creemos que es necesario seguir abriendo caminos distintos a la violencia estructural, a la polarización, la exclusión, la discriminación y la corrupción que han degradado la vida pública, llama poderosamente la atención la propuesta de “Revolución ética” hecha por el Senador y precandidato Presidencial Iván Cepeda Castro.

En sus diversos debates y planteamientos ha sustentado que es un imperativo dejar atrás la lógica del enemigo interno y la violencia como mecanismo de poder.  Que la Revolución ética implica cambiar el paradigma cultural que normalizó la exclusión, la estigmatización y la violencia. Ha planteado que se debe construir sobre la verdad, la memoria y la dignidad de las víctimas, porque la ética exige reconocer su dolor, aceptar responsabilidades y construir memoria histórica.

 Considera que sin verdad no hay reconciliación auténtica, ni posibilidad de cerrar el ciclo de violencia.  Reitera que en lugar de privilegiar el cálculo económico o el poder político, la ética debe poner la vida y la dignidad en el centro.  Propone transformar la cultura política para superar la ética degradada por la corrupción, el clientelismo el todo vale.

  El Senador Iván Cepeda es un   dirigente político que predica con el ejemplo. Pese a tantos ataques y calumnias, el argumento, la búsqueda de la verdad y la justicia son su respuesta; ha demostrado sindéresis política, resiliencia y la superación de la política del odio.

La Revolución ética así concebida no es tarea exclusiva de un líder o un partido sino un movimiento de la sociedad que involucra educación cultura, medios de comunicación, y participación ciudadana entre otros.   Es un proyecto colectivo que compromete a todos los que queremos una educación transformadora, nuevos liderazgos políticos y sociales, ciudadanos activos y solidarios.  Su propuesta es una invitación a cambiar el alma de la sociedad y   tiene connotaciones profundas.

 Es un proceso de transformación  cultural, espiritual y social  que busca reconstruir la confianza , garantizar la convivencia pacífica,   darle un horizonte ético y sentido a la vida en una sociedad consumista y desigual como la nuestra, para que las personas comprendan su valor y su papel en la construcción de país, para que reconozcan al otro como su legítimo, para que desactiven los odios, la estigmatización y el miedo que han marcado la historia de Colombia y  se  priorice la dignidad,  la justicia  y el bien común.

 Está claro que la educación y la cultura juegan papel preponderante en la “Revolución ética”. Por ello se debe promover la construcción participativa e incluyente deun Proyecto Educativo de Nación que replantee la escuela como un espacio de formación en valores ciudadanos, empatía, proyectos de vida, resolución pacífica de conflictos, que vincule a las familias y comunidades. que fomente una educación no sexista, pertinente e inclusiva, pero sobre todo que permita el desarrollo del pensamiento crítico y la creatividad.

La ética no es un discurso accesorio en la política colombiana, sino la condición indispensable   para una reconciliación duradera y   una democracia con sentido.

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