Desde que se posesionó el actual primer mandatario de los colombianos, se propuso impulsar el modelo Keynesiano con el fin de estatizar la mayoría de los medios de producción que se encuentran en el sector privado. Durante el presente trienio, ha sido implacable en afectar el tejido empresarial del país. El sector privado genera el 80% del empleo formal en Colombia. Paga el 85% de los tributos que recauda la Dian. Pero para el equipo económico del Alto Gobierno, no les interesan estos indicadores. Simplemente siguiendo la ortodoxia de impulsar sesgos ideológicos ha generado todo un accionar gubernamental para afectar la dinámica productiva, lo cual ha provocado que la disminución de los ingresos fiscales se haya disminuido, creando con ello, dificultades financieras para atender las demandas sociales en el país. Igualmente, con el crecimiento exponencial del gasto público que se ha desbordado en unos indicadores que riñen con la teoría económica de mantener un equilibrio en las finanzas públicas nacionales. Mientras los ingresos han aumentado en un 4%, los gastos se incrementaron en un 22 %. Algo irracional e incoherente. No conocen la austeridad. Han sido muy irresponsables en el manejo del presupuesto nacional.
Así el ejecutivo exprese que la economía se encuentre atravesando momentos de crecimiento, por los recientes resultados publicados por el Dane, no es coherente con la verdadera realidad que está presentando el sector empresarial en sus informes trimestrales que vienen difundiendo. Aunque la economía, muestra indicadores positivos, se prevé un crecimiento de 2,4% al finalizar la presente vigencia, cifra inferior a la obtenida en anteriores gobiernos. El desempleo alcanzó en agosto su nivel más bajo en casi 25 años (8,6%), pero es contradictorio, porque el sector informal se ha incrementado a 13,2 millones de personas y el empleo formal apenas supera los 10 millones. Igualmente, el incremento de los costos laborales, rigidez contractual, la pretendida reforma tributaria, la inseguridad y la profunda crisis en las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, se convierten en las mayores preocupaciones del sector empresarial en el país.
Igualmente, los gremios de la producción han expresado que la informalidad es otra problemática que tiene profundas implicaciones en la competitividad y la productividad del país. También los anuncios del ejecutivo de incrementar el salario mínimo mensual legal en un 11,5%, han alentado a los sindicatos a solicitar un reajuste del 15%, lo cual está contribuyendo a generar una incertidumbre y un panorama desalentador para el futuro empresarial de Colombia. La Andi divulgó recientemente los sondeos de opinión del sector empresarial, donde se identificaron otros problemas que afectan al sector productivo: falta de demanda, tipos de cambio, costo del suministro de materias primas, infraestructura y costos logísticos, incertidumbre por reformas, inseguridad, contrabando y competencia desleal entre otros factores que están desestabilizando la rentabilidad y el fortalecimiento del sector privado.







