Cada año, durante el Festival del Bambuco, resuena con fuerza una expresión que ha pasado de boca en boca por generaciones: “Más mamada que la reina de El Caguán”. Pero ¿quién fue esa reina y de dónde surgió tan popular frase? Hoy, once años después de que el fallecido periodista Rolando Monje la entrevistara para el Diario del Huila, revivimos la historia de Vilma Peña Argüello, la mujer detrás de la leyenda y la icónica frase que se convirtió en parte del folclor huilense.
Diario del Huila, ASÍ VA EL EFSTIVAL
En esta época sampedrina, resurge con fuerza una de las frases más icónicas del folclor huilense, repetida por generaciones, incluso sin saber su verdadero origen: “Más mamada que la reina de El Caguán”. Hoy, recordamos la historia detrás de esta expresión popular que ha sobrevivido al paso del tiempo, con una entrevista realizada en junio de 2013 por el fallecido periodista Rolando Monje, publicada en las páginas del Diario del Huila.
El protagonista de esta historia no es otra que Vilma Peña Argüello, quien fue Reina Popular del Bambuco en representación del corregimiento de El Caguán en 1968. Actualmente, vive rodeada de sus hijos y nietos, feliz y orgullosa de haber sido parte de una historia que hoy hace parte del patrimonio oral del departamento.

“Yo no dije eso”… ¿o sí?
Cuando Rolando Monje le preguntó en 2013 por la célebre frase, doña Vilma, que entonces tenía 66 años, sonrió y negó haberla dicho: “Ese fue el cuento que dijeron que yo había dicho eso, pero fue otra reina de El Caguán”. No obstante, con el paso de la conversación, terminó confesando entre risas que efectivamente ella fue la autora “intelectual” de la frase, aunque aclaró que ya era reina popular cuando la dijo.
El momento ocurrió durante la llegada de las reinas nacionales al aeropuerto. “Cuando llegó el avión con ellas me desmayé. Luego fue que alguien me preguntó que cómo me sentía y yo le respondí que mamada, y de ahí sacaron toda esa historia”, relató con nostalgia.
La reina que soñaba con sacar adelante a El Caguán
Vilma tenía 20 años cuando fue elegida Reina Popular del Bambuco. Era la mayor de cinco hijos del matrimonio entre don Francisco Peña Peralta, conductor de chiva, y doña Lilia Argüello Peña, ama de casa. “Vivíamos en la vereda. Mi papá era muy fregado, pero gracias a Dios me dejó participar. Yo ayudaba con las labores del hogar y en la finca”, contó en aquella entrevista.
Fue elegida en una competencia local en la plaza principal del corregimiento, donde enfrentó a otras tres candidatas. Luego, entre 36 representantes de distintos barrios de Neiva, se alzó con la corona. Era la segunda que conseguía El Caguán de forma consecutiva, y hasta el 2013, el corregimiento ya acumulaba cinco coronas, además de múltiples virreinatos y títulos de princesa.
“Yo me sentía reina y quería sacar adelante a El Caguán. Mi sueño se realizó”, dijo. En Neiva, ensayaba junto a su parejo Jorge Alberto, hijo del médico García, y recibía el respaldo de un comité de apoyo conformado por Sarita Castaño de Argüello, Alicia Perdomo de Argüello y María Argüello. “Me ayudaban con la financiación, hacíamos bazares y eventos”, recuerda.
“Yo sabía que iba a ganar”
Doña Vilma no solo creía firmemente en su triunfo: estaba convencida. “No pensaba en quién me quitaría la corona, sino en quién sería la segunda”, expresó con seguridad. El desfile de carrozas, que en esa época se hacía en zorras decoradas, partía del Batallón Tenerife, bajaba por la carrera Séptima y terminaba frente al Hotel Plaza.
“No desfilábamos en traje de baño, sino en traje de calle y luego con el traje típico para bailar. Primero bailábamos todas, luego sacaban diez, después cinco, y ahí elegían a la ganadora”, explicó.


La emoción del triunfo fue tan grande que, al escuchar su nombre como Reina Popular, rompió en llanto mientras saludaba al público. El gobernador de la época, Max Duque Palma, le impuso la corona. “Fui la encargada de hacer la apertura de los tablados populares”, recordó con orgullo.
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De reina a trabajadora y madre
Como premio, recibió un contrato con la Alcaldía de Neiva como recepcionista durante un año. “Ganaba por el trabajo, pero el premio del reinado fue el cetro, la corona y nada más”. Aplicó los conocimientos adquiridos en el ITRE, donde terminó su bachillerato y estudió secretariado.
Cuatro meses después de entregar la corona, se casó con Argemiro Lizcano Rojas, su novio de ocho años, quien cultivaba arroz. Permanecieron casados 33 años, hasta que él falleció en 2001. Tuvieron tres hijos —dos hombres y una mujer—, y cuatro nietos. Su hija también intentó representar a El Caguán, pero no logró coronarse.

Hoy doña Vilma vive dedicada al hogar, viendo crecer a sus nietos y disfrutando de su legado cultural. Asegura que, si pudiera, volvería a participar en el Reinado Popular. “Si quiere, póngame el Sanjuanero y se lo bailo”, dice entre risas.
El legado de una reina y una frase que perdura
Además de seguir participando ocasionalmente en reinados de adultos mayores —en los que incluso ha ganado, aunque una vez le dijeron que aún era “muy joven” para el título—, Vilma se mantiene activa y orgullosa de su paso por el Festival.
No se siente olvidada por la organización. Todo lo contrario: está satisfecha de haber representado con dignidad a su corregimiento. “El Caguán es tierra de bailarines y de tradiciones”, afirma.
Hoy, al recordar esta historia publicada hace más de una década por el inolvidable Rolando Monje, rescatamos no solo el origen de una frase que ha marcado a generaciones, sino también el legado de una mujer que encarna el espíritu, la gracia y la pasión del pueblo huilense.
Vilma Peña Argüello, más que una reina popular, es un símbolo vivo de lo que significa ser huilense.
FOTOS: Archivo Diario del Huila.



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