Diario del Huila

La recuperación del Santa Librada es una cuestión de honor

Ago 19, 2025

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Por: Carlos Tobar

Todos tenemos en nuestras vidas una relación de afecto imperecedero con los centros educativos donde nos formamos. Yo, por ejemplo, tengo en mi memoria temprana el recuerdo imborrable de mi primera maestra, la que me enseñó las primeras letras, sumar, restar, geografía, valores. Sobre todo, estos últimos: la relación de cooperación con mis semejantes, el respeto por los otros, la igualdad, la solidaridad. Rosaura Rosero de Tafur, me cinceló con afecto y disciplina. Especialmente, lo hizo con paciencia y constancia, características de los buenos maestros, hasta lograr insuflarme el amor a aprender. A perder los miedos, a creer en la vida.

Mas adelante, en mi adolescencia voy a entrar, forzado por las circunstancias, al colegio Nacional Santa Librada. Allí los cimientos que había recibido en los años de primaria, en la escuela inmediata que es la familia, y en otros establecimientos educativos que sumaron sus granos de arena en mi formación particular, fueron potenciados por una institución educativa que fungía por la época como una de las mejores del país.

La calidad de los maestros, el duro e implacable sistema de calificaciones que nos regía, los inolvidables compañeros y, el afán de aprender lo más avanzado de las ciencias y las artes que empezaba a abrirse a las nuevas generaciones con el prodigioso avance de los medios de comunicación (la radio, la televisión), nos permitieron enfrentar el mundo con las mejores herramientas disponibles.

En esa época, promediando los años 60 del siglo pasado, éramos unos privilegiados. Muy pocos de los habitantes de Neiva (una ciudad de 65.000 habitantes), teníamos acceso a la educación secundaria y, aún no había ningún centro de educación superior.

Con el paso del tiempo, el país hizo un esfuerzo gigantesco para universalizar la educación básica primaria y secundaria, así como multiplicar los centros públicos y privados de educación superior. Pero, se hizo, desafortunadamente, sacrificando la calidad.

El esfuerzo fiscal de los gobiernos fue superior al desarrollo económico del país, creándose una contradicción evidente entre las aspiraciones de universalizar la educación y la capacidad del estado para financiarla. Además, políticas educativas equivocadas llevaron a que, sobre todo en el sector público se estancara peligrosamente la calidad.

Hoy el país enfrenta un reto gigantesco: entrar a las grandes ligas de los países desarrollados del planeta. Tenemos un ingreso medio bajo, escasos US$6.500 per cápita que, no es suficiente, por ejemplo, para universalizar la educación a todos los niveles. Pero, si queremos ser el país próspero que soñamos alcanzar esa meta es una condición necesaria la educación universal de calidad.

Este fin de semana, varios exalumnos del colegio decidimos conformar la asociación de egresados. Somos cerca de 6.000 los supérstites. Un ejército que si unimos las voluntades podemos acompañar con recursos, no solo económicos, sino los del conocimiento acumulado, para apoyar a las nuevas generaciones de libradunos a alcanzar sus metas personales y sociales.

Ya se ha avanzado en gestionar un aporte importante del gobierno nacional para recuperar las instalaciones físicas de la institución y, en la vinculación extraordinaria de la Universidad Surcolombiana para en una sinergia de gana-gana, convertir nuevamente al Santa Librada en un centro del saber por excelencia.

Neiva, 19 de agosto de 2025

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