Por: José Eliseo Baicué Peña
En los tiempos en que existía gran aislamiento entre los países del mundo, dominar un idioma adicional representaba un privilegio de unos pocos. Pero, una vez se abrieron las fronteras el intercambio internacional se volvió casi una obligación. Y con ella, el manejo del idioma inglés.
Surgió, entonces, la necesidad de capacitar a los pueblos para que facilitar la comunicación y mejorar todo tipo de relaciones. De ahí que cada vez más el analfabeta del presente milenio, será aquel que no sepa manejar una computadora y no sepa otro idioma, fundamentalmente el inglés.
Cuando un empresario sueco habla con uno japonés, por lo general lo hace en inglés. El uso de este idioma como lengua franca de los negocios, se difunde en Europa con tanta rapidez que está reemplazando al francés y al alemán como el idioma más hablado entre los europeos. Por ejemplo, en Noruega es obligatorio el aprendizaje del inglés; pero, aún donde no lo es, los europeos jóvenes lo escogen como su segundo idioma.
El 52% de los jóvenes de 15 a 25 años ya lo hablan en Europa. Esto es el doble del número de personas que hablan francés y más de cuatro veces de los que saben alemán. Varias multinacionales europeas -como Philips, el fabricante holandés de aparatos electrónicos, y SFK, el productor sueco de rodamientos y cojinetes de bolas ya adoptaron el inglés como el idioma interno de la empresa.
Cuando un país, como Colombia, que le apuesta a la inversión extranjera, a la exportación competitiva de sus bienes y servicios, al turismo, y a las nuevas tecnologías, entre otros aspectos, debe reconocer que tales intenciones pasan por el dominio del idioma inglés por parte de su población, debido a que es el principal medio de interconectividad
En nuestro caso, el énfasis del inglés y su expansión social a toda la población a través del sistema educativo público, sin distingos de ningún tipo, daría al país una potente ventaja comparativa sobre la cual se activarían nuevos movilizadores sociales que mejorarían la calidad de vida de las personas gracias a trabajos mejor remunerados y de mayor impacto global.
No hay duda, el inglés aumenta su poder.








