Carlos Yepes A.
El departamento del Huila, reconocido por su riqueza hídrica y biodiversidad, enfrenta hoy uno de los mayores desafíos ambientales de su historia reciente. La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), mediante la Resolución 000087 del 24 de enero de 2025, ha otorgado una licencia ambiental a PAREX RESOURCES que podría transformar dramáticamente el paisaje natural y los recursos hídricos del norte del departamento.La magnitud del proyecto «Área de Desarrollo VSM-37» es abrumadora: 105 pozos perforados (60 productores y 45 inyectores), 300 kilómetros de líneas de flujo para transporte de hidrocarburos y agua y un aprovechamiento forestal de 802 hectáreas.
Estas cifras no son solo números; representan una intervención masiva en nuestro territorio que merece un análisis profundo y una discusión pública.
El aspecto más alarmante de esta licencia es su impacto en nuestros recursos hídricos. La autorización para captar 76.7 litros por segundo del río Magdalena y la quebrada Bateas genera interrogantes serios sobre la disponibilidad futura de agua para Neiva y los municipios aledaños. En un contexto donde ya enfrentamos períodos de escasez, esta nueva demanda podría desencadenar una crisis hídrica sin precedentes.
La situación se agrava con la autorización para: Perforar 6 pozos profundos de hasta 250 metros, inyectar 120,000 barriles de agua producida en formaciones subterráneas e instalar 300 kilómetros de líneas de flujo con riesgo de derrames, la deforestación de 802 hectáreas que no es solo una cifra estadística; representa la pérdida de ecosistemas vitales que regulan el ciclo del agua, protegen la biodiversidad local, previenen la erosión del suelo y mantienen el equilibrio climático regional.Además la construcción de 97 kilómetros de carreteras seguramente fragmentará ecosistemas y terminará alterando corredores biológicos esenciales para la fauna local.
Por otro lado, la emisión de gases contaminantes y el ruido constante de las operaciones afectarán tanto a las comunidades humanas como a la vida silvestre.El proyecto también trae consigo riesgos industriales significativos como posibles derrames de hidrocarburos, riesgo de incendios y explosiones, contaminación de suelos y fuentes de agua así como afectaciones a la salud de las comunidades cercanas.
Como huilenses, tenemos la responsabilidad de exigir una revisión independiente del impacto real sobre los recursos hídricos, que nos clarifiquen los mecanismos de control y seguimiento con participación comunitaria así como los planes de contingencia claros y efectivos que nos den garantías para la protección de nuestras fuentes de agua, si bien la licencia ya está otorgada, aún estamos a tiempo de asegurar que se implementen los controles más estrictos.Desde este espacio invitamos a que se ejerza una vigilancia ciudadana activa con la participación de la academia en el monitoreo y el compromiso de las autoridades ambientales para asegurar la transparencia en la información.El desarrollo económico no puede justificar el sacrificio de nuestro patrimonio ambiental.
Como región, debemos encontrar un equilibrio entre el progreso y la preservación de nuestros recursos naturales. El agua es vida, y sin ella, no hay futuro para el Huila.La decisión de la ANLA nos pone frente a una encrucijada histórica. Es momento de que todos los huilenses nos unamos para proteger nuestro territorio y asegurar un futuro sostenible para las próximas generaciones. Con esta licencia muy seguramente el destino de nuestros recursos naturales está en juego, y la responsabilidad de protegerlos es ahora y de todos.
cyepes@hotmail.com
