Diario del Huila

La Navidad Accicolhus

Dic 23, 2024

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Por: GERARDO ALDANA GARCÍA

El pasado fin de semana he tenido la gratísima oportunidad de asistir a algunas de las actividades de servicio a la comunidad ofrecidas por la Fundación Accicolhus.

Se trata de una organización sin ánimo de lucro con presencia en los departamentos de Huila y Cundinamarca. Desde el concurso de decenas de mujeres voluntarias y apoyo de hombres amantes de nobles causas sociales, pude apreciar un par de significantes programaciones en la ciudad de Neiva y Rivera – Corregimiento de La Ulloa, dirigidas específicamente a niños y ancianos, en una población cuya característica común es su condición socioeconómica de estratos 0 y 1. En el barrio Las Brisas, en Neiva, el sábado 21, setenta niños, niñas y sus madres, y diez ancianos llegaron a la sede de la Fundación Accicolhus; entre tanto que, en un espacio rural de La Ulloa, un ambiente bucólico en una casa campestre sentía las risas y rostros alegres de cincuenta niños y niñas, y de diez adultos mayores, que llegaban no solo recibir regalos y mercados, sino también para vivir un momento de integración y lúdica estimulante de estados de consciencia ligados a la armonía, la fraternidad, la paz, todo lo cual resulta profunda y gratamente estimulante. Y, sin embargo, en medio de la felicidad reinante en los espacios llenos de experiencias de los dos extremos del ciclo de la vida; niños – ancianos, me resultó indeclinable la respetuosa seducción de conversar con algunos de los adultos presentes, lo que me permitió conocer dramas y situaciones que deben llevar a diversas reflexiones sobre el comportamiento humano frente a sus propios congéneres, pasajeros todos del mismo tren que, es éste, la única vida que tenemos; la excepcional oportunidad de ser amables y fraternos en lugar de egoístas, oprobiosos. Déjenme empezar con aquello de lo que una de las organizadoras me hizo partícipe; dijo: Cuando empiezas con una nueva actividad de servicio y amor por los niños y ancianos, nos enfrentamos con la ineludible variable del dinero; entonces una piensa que de repente los recursos no van a alcanzar para toda la población que quiere estar en lista para la jornada.

Entonces por ahí siempre aparece alguien que quiere a última hora colaborar con la causa. Uno de los voluntarios de la Fundación dice que, cada niño, cada anciano, tiene un ángel que lo cuida y que se encarga de enviarle su regalo, su mercado, y sobre todo su mensaje de amor. Esto es algo que nos estimula mucho, terminó.Al salir de Neiva hacia El Caguán, una mujer de apenas veinticuatro años, que al parecer sufre de cáncer, con sus dos menores, niño y niña, viven bajo un cambuche que se llueve, teniendo solo el día como única motivación para caminar las calles en busca de la caridad humana. Regresando a La Ulloa, en un discreto espacio, un anciano enfrenta la soledad; él, que tuvo varios hijos, vive la angustia de no tener para sus alimentos y cuidados diarios. Una vez más, su esperanza de supervivencia yace en el espíritu caritativo de vecinos y de una que otra persona apiadada de su drama. En otro de los escenarios aparecen situaciones como la de tres niñas, también en La Ulloa, cuyo padre hace solo ocho días resultó muerto en un drama local; las huerfanitas cuya mayor de ellas no rebasa los doce años, parecían vivir en la entrega de los regalos un momento amable que oxigena tan enlutado trance. Al volver a Neiva, dos niñas junto con su madre al frente del hogar, viven el drama de vivir ya su tercera navidad con su padre privado de la libertad.

Pero también pude escuchar relatos amables como el de la joven madre de veintiún años con dos niños de tres y cinco años, quien contaba cómo su esposo dedicado al jornal, bien desyerbando cultivos de frutales o recogiendo uva, o como auxiliar en la construcción, pagando arriendo en una modesta casita hecha en barro, integran los cuatro un hogar en armonía. Es por ello por lo que, causas nobles, con solo el amor al prójimo como motivación, practicadas por tantas organizaciones como la Fundación Accicolhus, hacen que el planeta y sus moradores tengamos una esperanza. Quizás, una nueva raza aguarde para los terrícolas de mañana, un mundo en armonía producto de lecciones aprendidas a partir del dolor y la misericordia, del odio y el amor como maestros ejemplarizantes e incontrastables, si de sobrevivir se trata. Pero el mundo futuro de felicidad soñada debe ser construido desde hoy.

El infinito cosmos es un multiverso, dice la ciencia; y nuestra dimensión, en la que vivimos, se replica inexorablemente en otra, y en otra…

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