Diario del Huila

“La Joya Verde de Colombia”

Mar 27, 2025

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Por: EDWIN FERNANDO PISSO ESCALANTE

En las últimas décadas, el aguacate colombiano ha emergido como un fenómeno en el mercado agrícola global, ganando terreno y reconocimiento en la industria aguacatera. Aunque aún somos nuevos comparados con gigantes como México, el progreso que hemos logrado es innegable. Este «oro verde», como se le conoce, no solo ha revolucionado la economía de muchas regiones del país, sino que también ha puesto a Colombia en el mapa mundial del comercio de aguacates.

El crecimiento del negocio del aguacate va más allá de su producción. Cada vez más, estamos viendo un desarrollo en la agroindustria, con empresas colombianas incursionando en la elaboración de productos derivados, como el aceite de aguacate y el guacamole. Estas innovaciones no solo diversifican la oferta nacional, sino que también nos posicionan favorablemente frente a otros mercados. Ahora más que nunca, el aguacate puede ser considerado un producto versátil que integra tanto la producción agrícola como la industria alimentaria, creando un ciclo productivo que beneficia a muchos. Sin embargo, ser pequeño productor en este sector implica enfrentarse a múltiples desafíos. La usura y la manipulación de precios por parte de intermediarios son problemas recurrentes que afectan la rentabilidad de quienes nos dedicamos a cultivar aguacates. Muchos agricultores locales nos vemos atrapados en un sistema donde los compradores fijan precios abusivos, dejando poco margen para que los productores obtengan ganancias justas. Es aquí donde la importancia de fomentar prácticas comerciales más justas se convierte en un tema crucial, tanto para el crecimiento del sector como para el bienestar de las comunidades productoras.

A nivel internacional, el aguacate Hass colombiano ha encontrado su principal mercado en Europa, donde enviamos cerca del 70% de nuestra producción. Este dato es revelador del potencial que tiene el país no solo de abastecer al mercado local, sino también de convertirse en un jugador clave en el suministro mundial. Adicionalmente, Estados Unidos, Canadá y Asia se perfilan como mercados en crecimiento, y es aquí donde el reciente aumento de aranceles impuestos por Estados Unidos a México puede representar una ventana de oportunidad significativa para nosotros.

En este contexto, es esencial que el gobierno y las entidades del sector privado fomenten políticas que respalden a los pequeños productores. El acceso a financiamiento justo, capacitación en técnicas de cultivo y comercialización, así como la creación de cooperativas que puedan competir de manera más efectiva en el mercado, son algunas de las medidas que podrían marcar una gran diferencia en el sector. Medidas fiscales que prevengan la especulación de precios y promuevan el comercio justo también son una necesidad urgente.

La historia del aguacate colombiano es, en última instancia, una historia de oportunidades y retos. A medida que avanzamos en esta nueva era del «oro verde», debemos esforzarnos por construir un ecosistema donde tanto los grandes productores como los pequeños agricultores podamos prosperar. La clave estará en la colaboración, en la búsqueda de estrategias que permitan el crecimiento equitativo y sostenible del sector.

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