Harold Salamanca
La prevención del cáncer y de muchas otras enfermedades no depende únicamente de los avances científicos o del compromiso de los estados. De nada sirven las mejores políticas de salud pública si la sociedad civil no está informada, consciente y dispuesta a actuar. La verdadera transformación empieza cuando cada persona asume un rol activo en el cuidado de su salud y en la de su comunidad.
Vivimos en una era donde la información está al alcance de todos, pero la brecha en la comprensión de temas de salud sigue siendo alarmante. A diario encuentro personas con altos niveles educativos que aún tienen dificultades para comprender conceptos básicos sobre prevención y detección temprana del cáncer. Esto no es solo una cuestión de acceso a educación formal, sino de contar con información clara, creíble y aplicable.
El cáncer sigue siendo una de las principales causas de muerte en el mundo, a pesar de que muchos tipos, como el cáncer de cuello uterino, de mama y de colon, pueden prevenirse con estrategias sencillas: vacunación, exámenes regulares y estilos de vida saludables. Sin embargo, la falta de conciencia y la desinformación llevan a que muchas personas no adopten estas medidas a tiempo.
Uno de los mayores desafíos en la lucha contra el cáncer es cerrar la brecha entre el conocimiento científico y la comprensión pública. La proliferación de mitos y la desconfianza en las vacunas, han limitado su cobertura y, con ello, la oportunidad de eliminar enfermedades prevenibles. La resistencia a los chequeos médicos por miedo, desconocimiento o negligencia sigue siendo un obstáculo.
A esto se suma la necesidad de promover hábitos saludables. Factores como el consumo de tabaco, la alimentación deficiente y el sedentarismo siguen aumentando la carga de la enfermedad. No basta con que los estados inviertan en prevención si la ciudadanía no toma decisiones informadas para proteger su salud.
Por eso, en un momento en el que los avances médicos pueden salvar más vidas que nunca, nuestra responsabilidad como sociedad es clara: informarnos, educarnos y participar activamente en la prevención. La lucha contra el cáncer no es exclusiva de médicos y científicos. Es un desafío global que requiere de cada uno de nosotros. La información es poder, pero solo si la usamos para actuar. La pregunta no es si podemos hacer algo, sino ¿qué estamos dispuestos a hacer hoy para salvar vidas mañana?. hsalamanca@fundacionsalbo.org








