El desbordado desorden vial que presenta la capital del departamento desde tiempos pretéritos, provocado por la ausencia de una política pública que corrija y proyecte el futuro de la ciudad para mejorar las condiciones del tránsito vehicular y contrarreste de manera frontal a los desadaptados sociales que incumplen con las normas del Código Nacional de Tránsito. Somos observadores diariamente del irrespeto de los semáforos, por los vehículos públicos y privados y las motociclistas que pasan las intersecciones, lo cual se ha vuelto un paisaje, generando altos riesgos de accidentes. Es loable la política pública que viene implementando la administración municipal a través de la Secretaría de Movilidad para ejercer controles, con el fin de minimizar los riesgos de accidentes que se han convertido en un serio dolor de cabeza para las autoridades y las familias neivanas. Pero cuando se desarrollan operativos de control aleatorios en algunas zonas urbanas de Neiva, se detectan la circulación de motos sin el cumplimiento de los documentos requeridos para tal fin, lo cual ha generado una forma de violencia absurda contra los servidores públicos que cumplen esta tarea misional. Es absurdo que esta actitud hostil contra los guardas de tránsito.
Inclusive, el hecho luctuoso que se presentó en la semana anterior cuando los dos patrulleros de la policía nacional, fallecieron y una mujer resultó herida, cuando huían en una sola moto para evitar dichos controles, ha provocado una reacción popular contra las autoridades de tránsito, que tiene en ascuas a la administración municipal de Neiva, por las implicaciones penales y disciplinarias a que hubiese lugar. Por tal motivo, se vuelve a revivir la idea de las fotomultas que hemos expuesto en reiteradas ocasiones desde esta tribuna de opinión. En otras ciudades del país, estas decisiones oficiales, generaron protestas contra su implementación. Los contraventores no tenían la oportunidad de enfrentarse físicamente contra los guardas de tránsito. No podían alegar ni justificar que sus velocípedos y vehículos circulaban sin la revisión tecno mecánica, sin tener pase, ni el Soat respectivo y sin su tarjeta de propiedad. Las cámaras automáticamente detectaban al instante estas irregularidades y les tocaba pagar las respectivas multas en los tiempos establecidos para fin, para evitar los intereses moratorios. No había derecho al pataleo como se afirma en la jerga popular.
Con el debido respeto, le planteamos nuevamente al alcalde Neiva, Germán Casagua Bonilla. Deje que las Tecnologías de Información de la Comunicación y la inteligencia artificial hagan su trabajo. Así se evitan costos administrativos, disminuye los conflictos entre los contraventores y los servidores públicos, los neivanos por las buenas y por las malas aprenderán a respetar las normas de tránsito y por ende, se ordena el caos vial que actualmente impera. Vale la pena impulsar esta medida. El transito vehicular, se convertirá en un ejemplo de cultura vial para la ciudad.








