(PARTE 2)
Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Continuando con esta temática, deseo antes de continuarla, de hacer unas precisiones sobre mi actuar como Decano de la Facultad de Economía y Administración durante el periodo 2007-2010. En ningún momento quiero desconocer los esfuerzos que realizaron los anteriores Decanos y directivas de la Usco, antes de asumir este honroso cargo académico. Todos los anteriores esfuerzos realizados por dichos actores fueron infructuosos. Nunca se cristalizó el sueño que teníamos los estamentos de nuestra Facultad para tener unas instalaciones dignas. Mis respetos y mi admiración para todos funcionarios que tuvieron el mismo propósito. Desconozco los motivos por los cuales no lo lograron definir. Ahora sigo relatando mi gestión que realicé con el apoyo de algunos profesores y directivos de la Universidad Surcolombiana. Teníamos a nuestro favor los recursos provenientes de la anterior estampilla Pro Usco y que no se podían destinar para otros fines de inversión.
Las directivas de esa época iniciaron los trámites administrativos, con el Ministerio de Educación Nacional, Departamento Nacional de Planeación, Ministerio de Hacienda, Consejo Superior de la Usco, Gobernación del Huila, Alcaldía de Neiva, Curadurías y la Cam entre otras para obtener las respectivas licencias ambientales y autorizaciones para realizar la pignoración de la estampilla Pro Usco. Lo anterior, permitió el inicio de la realización del estudio de suelos, diseños de la estructura y demás elementos que se necesitaban, para iniciar la construcción del edificio, Con ello, la banca autorizó el respectivo crédito y desembolso de dichos recursos. Aparte de mis funciones administrativas y académicas que tenía como Decano, me propuse permanentemente estar pendiente de la ejecución de la obra.
Cuando designaron como rector de la Usco al médico Héctor Hernán Zamora, en reemplazo del médico Luis Alberto Cerquera Escobar quien fue retirado por fallo del Consejo de Estado, en el 2008, se contrataron dichas obras. Deseo hacer precisiones, que nunca participé en tales procesos contractuales. Simplemente me mantuve como un observador constante del desarrollo de esta magna obra. Un viernes en la tarde, llegaron a mi oficina un grupo de profesores que me informaron que la Alta Dirección de la Usco, habían tomado la decisión unilateral de cambiar el nombre de Facultad de Economía y Administración por el del Centro Académico Cultural. Me sorprendió tal decisión. Me plantearon realizar una movilización de docentes y estudiantes para defender la construcción de nuestra amada Unidad Académica. Era una injusticia que se iba a cometer con nosotros después de tanto esfuerzo. Les informé a los profesores que personalmente iba a realizar las gestiones de reversar esta medida absurda e ilegal.
El siguiente martes, teníamos reunión del Consejo Académico. Solicité la inclusión en el orden día, el tema sobre esta decisión rectoral que la habían plasmado en una resolución. Tomé la palabra en dicha reunión. Con mucho respeto y soportado con normas y Leyes (Recuerden que antes había ocupado el cargo de director de la Contraloría General de la República en el Huila y conocía de fondo dicha problemática), le expuse la gravedad y las eventuales sanciones disciplinarias y penales que dicha decisión podía acarrearles, en el futuro. Con mucha claridad y sin ofender a ninguna persona, les hice ver las consecuencias que podían ser sujetos. Primero, los recursos del Acuerdo del Consejo de Neiva y de la Ordenanza del Departamento, no autorizaba que los recursos de la estampilla Pro Usco, se pudieran utilizar para construir el Centro Académico Cultural. Se pensaba desviar dichos recursos para otro destino. Se tipifica el delito de Peculado por destinación diferente. Segundo: el Consejo Superior de la Universidad Surcolombiana, había aprobado al Rector que realizara la pignoración de los recursos provenientes de la Estampilla Pro Usco, solamente para financiar la construcción de la Facultad de Economía y Administración y no otra obra. Era otro peculado.
En tercer lugar, las autorizaciones y licencias ambientales y urbanísticas que habían autorizado las entidades arriba mencionadas eran para construir la sede de la Facultad de Economía y Administración de la Usco y no para otra obra. No se podía cambiar el objeto de éstas, mediante una decisión rectoral. Era un prevaricato. Y, por último, la obra ya estaba contratada y se tenían definidos los presupuestos de apertura y cierre de la obra. Ya estaba en desarrollo la construcción. En la tarde de ese día, el Rector reversó dicha medida, por lo cual lo felicité porque aceptó mis explicaciones jurídicas (Y no soy abogado). Apenas estoy iniciando la historia de la construcción de esta magna obra que transformó el bienestar de profesores, estudiantes y administrativos para el cumplimiento misional de esta unidad académica. En las próximas columnas que me publica el primer medio de comunicación del surcolombiano, seguiré abordando esta temática, sin ofender a nadie y como mucho respeto.








