Diario del Huila

La historia del edificio de Faceconomía

Abr 28, 2025

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PARTE 4)

Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino

alfonso519@gmail.com

Continuando con la temática planteada en mis tres columnas anteriores, deseo destacar también la labor desempeñada por el jefe de la Oficina Asesora de Planeación de la Universidad Surcolombiana Arquitecto Alvaro Medina Villarreal, que, junto con el Ingeniero Civil, Augusto Tovar adscrito a esta dependencia, tuvieron la responsabilidad antes del 2007 de diseñar el Plan Operativo de Desarrollo físico de la Institución. De las obras que se estructuraron y se planificaron para el futuro, estaba contemplada la construcción del edificio de la Facultad de Economía y Administración. Infortunadamente el Alma Mater no contaba con los recursos económicos disponibles para atender dichas proyecciones en materia de infraestructura. Cuando asumí el cargo de Decano de esta Unidad Académica, fue cuando se presentó la oportunidad para que el Rector de la época el médico Luis Alberto Cerquera Escobar, atendiera mi respetuosa solicitud para empezar a diseñar y adelantar todos los trámites para obtener la pignoración de la anterior estampilla Pro Usco, lo cual permitió financiar las obras que fueron contratadas por el nuevo Rector Encargado Héctor Hernán Zamora Caicedo.

Aparte del cumplimiento de mis funciones académicas y administrativas como Decano de la Facultad de Economía y Administración de la Usco, como dicen en la jerga de mis estudiantes, me eché al hombro el monitoreo permanente de la construcción de la obra. Siempre en mis reuniones periódicas que sostuve con docentes, personal administrativo y estudiantes, aprovechaba la oportunidad para comentarles el progreso de la construcción. Inclusive aprovechaba en los Consejos Académicos que se llevaban a cabo los martes cada quince días, para preguntarle de manera respetuosa al rector de turno sobre el desarrollo de éstas. Debo destacar que las directivas de la institución siempre tenían respuestas positivas que me informaban sobre el estado de la construcción. Todavía recuerdo en mi mente, los comentarios de profesores y directivos de otras facultades que me felicitaban por esa actitud de pertenencia que tenía con nuestra Facultad. Algunas veces me volví muy intenso. Jocosamente algunos profesores de la Universidad se reían de mí y me decían que “era más intenso que novio feo”. Pero yo no les ponía cuidado. Mi mente y mi foco estaba en la terminación del edificio.

Una anécdota que quiero contar y que nunca la he exteriorizado a mis compañeros de trabajo para evitar suspicacias y epítetos de mal gusto contra mí. El distinguido ingeniero Eduardo Pastrana Bonilla, había sido electo Rector de la Usco. Finalizando el 2009, le pregunté casualmente al iniciar el Consejo Académico, que ¿cuáles eran las causas sobre el por qué estaban laborando solamente tres trabajadores en la obra? Pude evidenciarlo antes de llegar a la reunión. Recuerdo esa forma seria y respetuosa de nuestra primera autoridad de la universidad al responderme: “Se acabó la plata mi estimado Decano. Le he solicitado al Gobernador que nos otorgue mil millones de pesos y que la Usco coloca $450 millones”. Y la respuesta gubernamental fue negativa. Me encantaba la gestión del Rector para superar esta dificultad y plantear muchas otras soluciones a las problemáticas que mantenía la institución. Aprovecho la oportunidad para expresarlo ahora: Era todo un ejecutivo y un gerente.

Me empezó a generar una preocupación muy grande. Algunos profesores que no eran de mis afectos empezaron a generar comentarios negativos sobre el futuro de la construcción del edificio. Para mí era un desafío y un reto muy grande. Yo no me iba a quedar quieto.  Inmediatamente empecé a pedir cita con el gobernador de la época, abogado Luis Jorge Pajarito Sánchez García, quien había sido elegido para el periodo constitucional 2008-2012. Vale la pena expresarlo, siempre mantuve muy buenas relaciones públicas y de amistad con él, desde nuestra vida profesional, antes que fuera elegido primer mandatario de los huilenses. Por fin me contestó a las 9 de la noche del siguiente domingo en el teléfono de la Casa Privada de la Gobernación donde residía. Le solicité una entrevista personal. Lo invité a desayunar en el Hotel Pacandé de esta ciudad, en la hora y fecha que estuviera disponible en su apretada agenda. Me dijo que nos viéramos a las 6 AM en las instalaciones de la emisora Radio Surcolombiana el jueves siguiente, donde lo iban a entrevistar los periodistas y que luego salíamos a desayunar. Me puse contento. El cielo se empezaba a despejar y el optimismo empezó a irradiar mi cuerpo.

Efectivamente, estuve 10 minutos antes en la cita. A las 7 de la mañana salió de la entrevista y salimos a desayunar. Me echó el brazo en mi hombro y me dijo: “deje que lo invite a desayunar allí al frente de la Panadería de Peter Pan”. Una vez sentados los dos en la mesa, ya desayunando me dice ¿que cuáles eran los motivos de dialogar con él; qué deseaba de la gobernación? Le expresé la problemática que él era ya conocedor. Me dijo NO. No quiero saber nada de la Usco. Uy, eso si me preocupaba. Me dijo que había invitado a una sesión del Consejo Superior de la Usco en su Despacho y que algunos integrantes de éste fueron irrespetuosos y hasta groseros con él. Ahí fue la de Troya. Volví y lo interpelé. Le expresé que tenía un verdadero amigo y que la amistad nuestra venía de lustros anteriores, inclusive con su señora madre (Q.E.P.D). Le pedí de manera respetuosa que nos ayudara a todos los estamentos de la Facultad de Economía y Administración de cumplir con nuestro sueño de tener un edificio propio. El gobierno departamental iba a presentar una adición de recursos provenientes del Sistema Nacional de Regalías, precisamente del rubro de Compensación Regional por $60 mil millones de pesos y que solo el Rector Pastrana, le estaba pidiendo un apoyo de $1.000 millones de pesos y que la Universidad colocaba $450 millones para tal fin. Todavía retumba en mi mente ese gesto risueño de Luis Jorge como siempre lo he llamado. Me dice: “Luis Alfonso usted es capaz de convencer a un perro con un tamal”. Me cogió la mano y me dijo que SI, los iba autorizar. Le di un abrazo de agradecimiento.

Ese día se me convirtió en el día más feliz del año. Todo este proceso que realicé, lo hice a escondidas de las directivas de la Universidad Surcolombiana. No se lo conté a nadie. Sabía plenamente que me podían sancionar porque estaba usurpando funciones que no me correspondían. Quince días después el Rector Eduardo Pastrana Bonilla llegó a la sesión del Consejo Académico y nos leyó la carta donde expresaba de manera oficial que la gobernación nos otorgaba los mil millones de pesos. Lo felicité y propuse que le enviara una nota de agradecimiento al señor gobernador. La obra continuó su construcción. En las próximas entregas seguiré narrando a mis lectores el desarrollo de la presente temática.

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