Por Alfredo Vargas Ortiz
Abogado y Docente de la Universidad Surcolombiana
Doctor en Derecho, Universidad Nacional de Colombia
Como ferviente admirador del pueblo estadounidense, a quien tuve la oportunidad de conocer íntimamente al vivir en Boston, Massachusetts, y estudiar en la Universidad de Massachusetts, soy testigo de su profunda diversidad. En el barrio de Dorchester, por ejemplo, donde residí, la población afroamericana se mostró amable y hospitalaria con la comunidad latina.
Históricamente, el norte de Estados Unidos fue símbolo del respeto a los derechos de la población afroamericana, incluso durante la época de la segregación, en contraste con el sur, donde la discriminación y la segregación racial persisten contra latinos, afrodescendientes, asiáticos y otros grupos minoritarios.
Una Afrenta a los Ideales Fundacionales
Lo lamentable de la historia reciente es que Estados Unidos ha sido liderado por un presidente que persigue sin cuartel a los migrantes, quienes hoy constituyen la gran mayoría de sus residentes. De hecho, los únicos nativos, los pueblos aborígenes, fueron diezmados y masacrados en sus propios territorios.
Lo que sucede hoy en el país de la democracia y la emblemática Estatua de la Libertad es una afrenta a sus Padres Fundadores. Estos líderes triunfaron en la Guerra de Secesión, bajo la Constitución de Filadelfia, contra los estados del sur que pretendían continuar con la esclavitud y la discriminación.
No obstante, fue la lucha de las poblaciones afrodescendientes en los años 50 y 60, liderada por figuras como Rosa Parks y Martin Luther King Jr., la que logró avances cruciales. A través de protestas no violentas y el uso de la desobediencia civil como herramienta principal (como el boicot de autobuses de Montgomery), se promulgó legislación histórica, incluyendo la Ley de Derechos Civiles y la Ley del Derecho al Voto.
Hoy, sin embargo, bajo el liderazgo de un presidente que socava estos principios constitucionales, la población latina (los «hijos de América») está siendo perseguida y tratada como criminal, cuando su único «delito» es creer en el sueño americano 🗽.
La Política Exterior y el Acoso Global
Bajo el gobierno de Donald Trump, el país de la libertad ha tomado posturas cuestionables a nivel internacional: Apoyo a Conflictos: Ha apoyado el genocidio en Gaza, destinando recursos significativos de los contribuyentes americanos (el congresista Bernie Sanders denunció que el 70% de los fondos de la guerra en Gaza provienen del presupuesto de EE. UU.). Guerra Económica: Ataca a otras naciones con aranceles con el fin de doblegar su voluntad, alimentando una absurda carrera armamentista para enriquecer a la industria bélica norteamericana. Intervencionismo: Financia estados fallidos y apoya a líderes díscolos como Javier Milei. Hostigamiento a Socios: Ataca a socios estratégicos como Brasil, que ha respondido con dignidad, demostrando que el orden mundial no puede seguir tolerando este tipo de matoneo al que se han acostumbrado los gobiernos estadounidenses de turno.
La Amenaza a la Soberanía Colombiana
El gobierno de EE. UU. ha tildado al presidente colombiano Gustavo Petro de líder del narcotráfico, a pesar de los grandes resultados de su administración en la lucha contra este flagelo. Además, ha amenazado la soberanía de Colombia con la idea de una intervención.
Ante esta situación, la derecha colombiana más recalcitrante, imitando acciones pasadas como la que llevó a la pérdida del istmo de Panamá, se arrodilla suplicando la intervención extranjera. Es imperativo recordar que todas las intervenciones norteamericanas («gringas») solo han dejado a su paso desolación y desgracia. Hoy nos embarga una encrucijada que debe resolverse a favor de los colombianos, la dependencia de EE. UU no es un buen negocio pues la amenaza de aranceles nos somete a acolitar y patrocinar vejámenes contra nosotros y el mundo democrático y por ello debemos explorar otros mercados y liberarnos de este mal vecino o esperar que el tiempo permita al país de la democracia liberarse de este líder que equivocado conduce a los EE. UU a la debacle.
