La dura realidad del empleo campesino en Colombia

Colombia conmemoró el Día del Campesino, una oportunidad para reconocer el papel fundamental que desempeña esta población en la economía y la cultura del país. Sin embargo, la realidad del campo refleja importantes desafíos que ameritan un análisis detallado.

DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA

Según datos recientes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Colombia cuenta con una población total de 51,8 millones de personas, de las cuales 14,6 millones se identifican como campesinos, es decir, alrededor del 28,2 % del total nacional. Sin embargo, sólo 6,4 millones de ellos tienen un empleo formal o informal, lo que representa un 43,8 % de la población campesina. Este dato revela una brecha significativa respecto a las tasas de empleo en zonas urbanas y evidencia las condiciones de informalidad y precariedad que aún persisten en el sector rural.

Es importante aclarar la diferencia entre población rural y población campesina. La ruralidad se refiere al lugar de residencia, mientras que ser campesino está relacionado con un modo de vida ligado a la tierra, la agricultura, la ganadería y los saberes comunitarios. En Colombia, de los 40 millones de personas en edad laboral, 11,4 millones son campesinos en edad productiva.

Desigualdad de género y condiciones laborales

Del total de campesinos ocupados, 4,3 millones son hombres (74,6 %) y sólo dos millones son mujeres (36,9 %), una diferencia que pone en evidencia la persistente desigualdad de género en el acceso al trabajo en el campo. La mayoría de campesinos trabajan por cuenta propia (3,5 millones), mientras que otros 1,5 millones son empleados particulares, 638.000 son jornaleros o peones, y 276.000 laboran como trabajadores familiares no remunerados. Además, 196.000 personas realizan servicio doméstico rural, 161.000 son empleadores y cerca de 109.000 funcionarios públicos. Estas cifras muestran que una parte considerable del empleo campesino no contribuye a la seguridad social, perpetuando la informalidad.

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Recuperación del empleo rural y nuevas brechas

A pesar de estos retos, el empleo rural mostró señales de recuperación hacia finales de 2024. El Ministerio de Agricultura y la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) reportaron que la tasa de desempleo rural se mantuvo en 7 % en diciembre de 2024, mientras que la población ocupada aumentó en 146.685 personas en comparación con el año anterior, alcanzando 4,9 millones de trabajadores. La tasa de ocupación en las zonas rurales fue del 57,7 % y la tasa global de participación laboral llegó a 62,1 %, ambas cifras superiores a las del año anterior.

No obstante, el sector agrícola, ganadero, de caza, silvicultura y pesca tuvo una disminución de 99.418 empleos en el último trimestre del año pasado, aunque en diciembre mostró un leve crecimiento anual del 1,2 % con 36.645 empleos adicionales. Esto evidencia que la recuperación no ha sido homogénea ni suficiente para cubrir todas las necesidades del campo.

Inclusión financiera limitada para campesinos

Las brechas no solo se manifiestan en el empleo, sino también en el acceso a servicios financieros. La Banca de las Oportunidades, iniciativa estatal que busca promover la inclusión financiera en zonas marginadas, reporta avances limitados en el sector rural. En 2018, el 60,3 % de la población rural tenía acceso a productos financieros como cuentas de ahorro, créditos o seguros; para 2024, esta cifra apenas aumentó a 65,6 %, es decir, un incremento de solo cinco puntos porcentuales. En contraste, la cobertura urbana creció del 84,6 % al 101,6 % en el mismo periodo.

Este rezago implica que millones de campesinos siguen dependiendo principalmente del efectivo, lo cual limita su acceso al crédito, ahorro y seguros, afectando negativamente el desarrollo económico del campo. En cuanto al uso de estos servicios financieros, la población rural pasó del 50 % en 2018 al 53,4 % en 2024, un aumento marginal frente al crecimiento urbano del 71,3 % al 89,3 %.

Reflexiones finales

La radiografía del campo colombiano muestra un sector con grandes fortalezas, pero también profundas desigualdades y retos estructurales. La baja tasa de empleo formal, la marcada brecha de género y el limitado acceso a servicios financieros son obstáculos que dificultan el desarrollo integral de la población campesina.

El Día del Campesino es una ocasión para reflexionar sobre estas problemáticas y para redoblar esfuerzos en políticas públicas que promuevan empleo digno, igualdad de género y acceso a servicios financieros en el campo, con el fin de cerrar brechas y mejorar la calidad de vida de quienes con su trabajo sostienen una parte esencial de la nación.

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