Diario del Huila

La democracia y el ego

Dic 10, 2025

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Yamid Sanabria 

Tuve la oportunidad de leer el libro Ego y Supraconciencia del Dr. Manuel Sans Segura en el cual analiza cómo existen personas que les cuesta reconocer las derrotas, y producto de la incapacidad de entender al otro como igual, motivados por una fuerza superior inexistente ante los demás; este fenómeno emerge a menudo en políticos que les cuesta aceptar las reglas de la democracia, que, aunque imperfecta, es vital en el desarrollo de muchas sociedades.

No es necesario la frase iconica de Maturana “perder es ganar un poco”, nadie participa para perder, la cuestión es cómo se reacciona ante las derrotas y victorias, allí afloran los síntomas del egocentrismo; siempre queda el inconforme que empieza a desprestigiar a sus oponentes o del mismo proceso de elección; aunque parece una reacción natural e inofensiva, cuando se niega la democracia se abre el camino a las dictaduras.

Miremos el caso de Venezuela desde una óptica simplista, porque son muchas las aristas del proceso ejercido del Chavismo, pero en esencia es la perpetuación del poder por considerar que “nadie puede hacerlo mejor”, a pesar que muchos procesos dejan entredicho una posible falta de transparencia de los resultados electorales. El ego de estos políticos se aferra por intereses, ideologías, recursos, temores, entre otros; sea cual sea la motivación los conlleva a una ceguera de poder.

Pero el ego también se presenta en las victorias, porque la humildad más grande no está en las derrotas, sino en los triunfos que eviten la profundización de confictos; ganar implica materializar lo propuesto, acercar al contrario que desee participar y respetar a la necesaria oposición. Ganar implica una responsabilidad de cohesión.

Finalmente, todos estos patrones del ego son propios de procesos de crianza, experiencias vividas, formación profesional, y en especial del discernimiento espiritual para actuar con calma en momentos de rabia. Allí se reconocen los liderazgos cuando la crisis se manifiesta y se actúa con la serenidad necesaria para no perder de vista proyectos más grandes. No decepciona quien pierde, sino quien no reconoce los resultados y más aún cuando hablan de transparencia. 

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