| HAROLD SALAMANCA |
En el contexto del reciente Congreso Nacional e Internacional de Cáncer convocado por el Congreso de la República, la Cuenta de Alto Costo presentó dos desarrollos que, aunque técnicos en apariencia, tienen el potencial de transformar profundamente el futuro del cáncer en Colombia. Se trata del Proyecto CAPI (Calidad, Accesibilidad, Privacidad e Interoperabilidad) y de los consensos nacionales basados en evidencia para la estandarización de la atención oncológica.
El Proyecto CAPI además de una apuesta tecnológica: es una declaración de principios sobre cómo deben gestionarse los datos de salud en el siglo XXI. Hablamos de interoperabilidad real, que permita que la información fluya de manera segura, eficiente y respetuosa de la privacidad. Pero sobre todo, hablamos de calidad: datos precisos, accesibles y utilizables en tiempo real para tomar decisiones clínicas, administrativas y de política pública.
En paralelo, los consensos clínicos presentados por la CAC sobre patologías como mama, cérvix, próstata, colon, pulmón, linfoma y melanoma representan una hoja de ruta nacional, basada en evidencia, para estandarizar la atención en cáncer. Esta estandarización además de mejorar los desenlaces clínicos; también genera equidad, reduce ineficiencias y da claridad a profesionales de salud y gestores del sistema.
Estos desarrollos llegan en un momento decisivo. Colombia ha registrado un aumento sostenido en la carga oncológica en los últimos años. En este escenario, disponer de datos integrados, consistentes y accionables representan un valor agregado: condición indispensable para diseñar respuestas más ágiles, anticipadas y centradas en las personas. Nos encontramos ante una oportunidad histórica para pasar de la fragmentación a la coordinación, de la reacción a la prevención.
Ambas iniciativas son un llamado a la acción. A los tomadores de decisión, para que usen esta información de alta calidad como base para políticas públicas más oportunas. A los prestadores y aseguradores, para que se integren al ecosistema de interoperabilidad y garanticen continuidad y seguridad en la atención. A la comunidad científica y académica, para que aproveche estos datos en investigación aplicada con impacto directo.
Porque sí, los datos pueden salvar vidas. Pero solo si se usan bien, se comparten con propósito y se traducen en intervenciones concretas. La Cuenta de Alto Costo ha dado un visionario paso al frente. Ahora nos corresponde a todos sumar capacidades, construir, desde la evidencia y la innovación, un sistema de salud más humano, más oportuno y más sostenible. hsalamanca@fundacionsalbo.org
