El mundo atraviesa un momento decisivo para la salud pública. Ya no se trata de descubrir tecnologías más rápidas o precisas, sino de integrar inteligentemente lo que ya existe. La verdadera disrupción surge al conectar diagnósticos, programas y servicios para que trabajen de forma articulada y respondan a las personas, sustentados en sistemas de información sólidos y confiables.
Esa es la próxima frontera del control del cáncer. Durante años, la salud global ha operado a través de programas verticales, cáncer, VIH, tuberculosis, con logros indiscutibles, pero también con consecuencias: atención fragmentada, duplicación de esfuerzos y pérdida de eficiencia. La integración diagnóstica propone otra lógica: construir puentes entre enfermedades, aprovechar la infraestructura disponible y fortalecer la atención primaria. El futuro pertenece a quienes comprendamos que, cuando integramos, transformamos.
El diagnóstico integrado es una filosofía de salud inteligente y sostenible. Permite que una misma plataforma atienda múltiples enfermedades, que una visita médica abra la puerta a diversos servicios y que los resultados fluyan en tiempo real hacia decisiones clínicas y políticas respaldadas por evidencia. Este modelo impulsa eficiencia, equidad y oportunidad: tres pilares que redefinen el valor del diagnóstico en los sistemas sanitarios modernos.
En cáncer, y especialmente en el cáncer cervical, este enfoque es esencial. Todas las pruebas de tamizaje deben convertirse en la puerta de entrada a un sistema conectado que detecte, prevenga y vincule a las mujeres con atención oportuna. Las tecnologías multipropósito, las plataformas interoperables y la conectividad digital ya existen; lo que se necesita es liderazgo para implementarlas y escalarlas.
Los países de ingresos medios y bajos enfrentamos una brecha crítica: más de la mitad de su población carece de acceso a diagnósticos básicos. Sin integración, las muertes prevenibles seguirán aumentando. Integrar diagnósticos significa romper las fronteras entre programas, optimizar recursos y asegurar que cada contacto de los usuarios de salud con el sistema sea una oportunidad para prevenir y cuidar.
El gran reto para los actores de los sistemas de salud, sus órganos de gobernanza y la sociedad civil será que seamos capaces de estructurar y desarrollar proyectos que giren entorno a las personas y por supuesto que integren diagnósticos, integrar es salvar vidas, hacer más con los mismos recursos. Esta es la decisión estratégica que hará sostenibles los sistemas sanitarios, fortalecerá la atención primaria y garantizará servicios humanos, oportunos, pertinentes y equitativos. hsalamanca@fundaciónsalbo.org








