Carlos Yepes A.
Con profunda preocupación y rabia contenida, debo denunciar un hecho que, lamentablemente, se ha vuelto recurrente en el departamento del Huila: la inseguridad que azota el campo y golpea sin piedad al sector ganadero. Dos vacas fueron cruelmente sacrificadas el lunes pasado en una finca en Rivera, Huila, un acto que no solo representa una pérdida económica, sino una muestra del descontrol y la impunidad que se han apoderado de nuestras zonas rurales.
Este no es un caso aislado. En todo el departamento, los productores agropecuarios enfrentamos una crisis de inseguridad que se manifiesta en el hurto de ganado, invasiones de predios, extorsiones y ataques directos contra quienes trabajan la tierra. La zozobra en la que vivimos es cada vez mayor, y el Estado parece indiferente ante una problemática que está poniendo en riesgo la sostenibilidad de la producción agropecuaria y la seguridad alimentaria.
El abigeato —el robo y sacrificio ilegal de ganado— se ha convertido en una práctica común en el Huila, afectando directamente a pequeños y medianos productores. Lo más alarmante es que no hay cultura de denuncia, muchas veces por miedo o por aparentes respuestas efectivas por parte de las autoridades. Mientras los ganaderos ven cómo los despojan de su sustento, los delincuentes operan con impunidad.
En el Huila, donde la economía depende en gran parte de la ganadería y la producción agrícola, la inseguridad es un golpe letal para miles de familias que dependen de esta actividad. No podemos seguir siendo víctimas de un sistema que no protege al productor ni castiga a quienes destruyen el trabajo honesto.
Desde este espacio hago un llamado urgente, a la Gobernación del Huila y a los organismos de seguridad para que refuercen las estrategias de protección en las zonas rurales y tomen medidas contundentes contra estas estructuras delincuenciales. No podemos permitir que el campo huilense se convierta en tierra de nadie.
Es momento de exigir resultados, de alzar la voz y de no resignarnos a la idea de que la inseguridad es el precio que debemos pagar por trabajar la tierra. Hoy fueron dos vacas, pero mañana puede ser más y cualquier productor. ¿Hasta cuándo?
cyepes@hotmail.com








