La toma de posesión de Donald Trump como el 47° presidente de los Estados Unidos ha encendido las alarmas entre millones de migrantes en el país, quienes ahora enfrentan un futuro incierto ante las promesas del mandatario de endurecer las políticas migratorias.
En su discurso inaugural, pronunciado ayer lunes en la escalinata del Capitolio, Trump reafirmó su intención de llevar a cabo lo que calificó como “el mayor programa de deportación en la historia del país”. Sus declaraciones subrayaron un enfoque contundente para frenar la inmigración irregular y devolver a “millones y millones de extranjeros criminales” a sus países de origen.
“Hoy firmaré una serie de decretos históricos. Con estas acciones, comenzaremos la restauración completa de Estados Unidos y la revelación del sentido común. Todo es sentido común”, aseguró Trump frente a una multitud.
Entre las primeras decisiones de su mandato, el presidente anunció la declaración de una emergencia nacional en la frontera sur. Esta medida, explicó, permitirá la implementación inmediata de su política de «Permanecer en México», suspendida por la administración anterior, y el fin de la práctica conocida como «captura y liberación», mediante la cual algunos migrantes detenidos eran liberados mientras se resolvía su estatus migratorio.
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Trump fue más allá al anunciar el despliegue de militares en la frontera con México para enfrentar lo que llamó “la desastrosa invasión de nuestro país”. Además, sugirió que esta emergencia nacional facilitaría la asignación de recursos del Departamento de Defensa para ampliar los espacios de detención y acelerar las deportaciones masivas.
Un futuro incierto para millones
Estas declaraciones han generado preocupación entre las comunidades migrantes y los defensores de los derechos humanos, quienes temen un endurecimiento sin precedentes de las políticas migratorias. La promesa de deportaciones masivas y la reinstauración de medidas restrictivas como «Permanecer en México» han avivado el temor de millones de personas que ya enfrentan un sistema migratorio complejo y saturado.
La decisión de declarar una emergencia nacional podría acelerar la implementación de estas políticas, pero también enfrentará desafíos legales y logísticos. Expertos en derecho migratorio señalan que estas medidas podrían sobrecargar aún más un sistema que ya enfrenta problemas de capacidad y demoras significativas en los procesos judiciales.
Mientras tanto, millones de migrantes en Estados Unidos permanecen en un estado de incertidumbre, aguardando los próximos pasos de una administración que ha dejado en claro su intención de priorizar la seguridad fronteriza y el control migratorio como pilares centrales de su mandato.
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