Por: EDWIN FERNANDO PISSO ESCALANTE
Recientemente, revisando los proyectos radicados en la Cámara de Representantes, me encontré con el proyecto de ley No. 157 de 2025, conocido como «obras por impuestos». Este proyecto representa una estrategia ambiciosa destinada a fortalecer la inversión en obras y proyectos en los municipios de las zonas cafeteras, específicamente en los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío y Valle del Cauca. También incluye a varios municipios nuestro departamento, Suaza, Garzón, Pitalito, Agrado, Pital, Tarqui, Mesa de Elías, Timaná, San Agustín, Guadalupe, Tesalia, La Plata, La Argentina, Oporopa y Salado Blanco, entre otros. La propuesta busca involucrar tanto a personas naturales como jurídicas en el diseño, financiamiento y ejecución de proyectos que beneficien a estas comunidades, a cambio de un porcentaje de sus obligaciones tributarias. Si bien la idea de utilizar impuestos para financiar el desarrollo local suena prometedora, es esencial evaluar su viabilidad y el impacto real que podría tener en nuestras regiones.
El propósito central de este proyecto de ley es generar un impacto socioeconómico significativo en las zonas mencionadas, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes. Un aspecto clave es la mejora de la infraestructura vial, específicamente a través de la adecuación y mantenimiento de vías terciarias. En muchas regiones cafeteras, las carreteras en mal estado son una de las principales barreras para el desarrollo, pues dificultan el acceso a mercados, servicios básicos y oportunidades educativas. Por lo tanto, invertir en la infraestructura vial no solo facilita el transporte, sino que también promueve la integración social y económica de estas comunidades.
Además de mejorar la conectividad, el proyecto de ley contempla un enfoque en la productividad y sostenibilidad de la región. Al facilitar el acceso a vías adecuadas, se espera que los caficultores y otros productores locales puedan llevar sus productos al mercado de manera más eficiente, mejorando así sus ingresos y, en consecuencia, su calidad de vida. Esta es una necesidad apremiante en un contexto donde muchas familias dependen del café como su principal fuente de sustento. Sin embargo, el éxito de esta iniciativa dependerá de la capacidad de las entidades responsables de llevar a cabo estas obras de forma efectiva y transparente.
Otro de los puntos destacados por la iniciativa es la importancia de avanzar en políticas de responsabilidad social. Las empresas y personas que participen en el financiamiento de estos proyectos no solo aprenderán a contribuir al desarrollo de las comunidades, sino que también podrán encontrar en ello una oportunidad para reforzar su compromiso con la sostenibilidad y el bienestar social. Este enfoque puede resultar en un círculo virtuoso: mientras más inviertan, mejorarán su imagen y, al mismo tiempo, impactarán positivamente en las condiciones de vida de quienes habitan en estas zonas cafeteras.








