Jhon Harold Benavides, un migrante laboyano de 33 años, falleció repentinamente en Texas debido a un infarto fulminante. Aunque nació en Cali, su vida estuvo ligada a Pitalito, donde vivió gran parte de su infancia y juventud en el barrio Cristales II. En abril del año pasado emigró a los Estados Unidos con la esperanza de mejorar su calidad de vida, apoyar a su familia y cumplir sus sueños.
“Su mayor deseo era trabajar duro para comprar un carro, iniciar su propio negocio y terminar de pagar nuestra casa. Era un hombre muy positivo y valiente a pesar de las dificultades que enfrentó por su condición médica”, recuerda con emoción Natalia Benavides, su única hermana. A pesar de las adversidades, Harold se desempeñó como conductor de Uber en Texas, actividad que adaptó a su estado de salud tras haber superado una cirugía de corazón abierto en 2020.
La familia, que ahora enfrenta un doloroso momento, se encuentra con el desafío de repatriar sus restos a Pitalito para darle un último adiós. Sin los recursos necesarios, estimados en aproximadamente 15 mil dólares, han hecho un llamado a la solidaridad de los huilenses y al apoyo del gobierno para reunir los fondos necesarios.
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Harold Benavides dejó un legado de esfuerzo y perseverancia, siendo recordado como un «guerrero de la vida». Su historia refleja el sacrificio de muchos migrantes que, a pesar de las adversidades, buscan construir un futuro mejor para sus seres queridos.
