En el departamento del Huila, el deporte y la recreación han sido promesas recurrentes que, sin embargo, se ven truncadas por la falta de ejecución efectiva en proyectos clave. Dos ejemplos emblemáticos son la Villa Deportiva en Suaza y la remodelación de la Villa Olímpica en Yaguará, obras que, a pesar de su aparente potencial para transformar la realidad deportiva local, hoy reflejan el abandono, la paralización y la incertidumbre.
La Villa Deportiva de Suaza, que nació con una inversión cercana a los 2.637 millones de pesos y un contrato firmado en julio de 2023, debía estar culminada en un plazo máximo de seis meses. Sin embargo, casi un año después, las obras permanecen paralizadas y expuestas al deterioro ambiental, mientras la comunidad, compuesta por alrededor de 150 deportistas de fútbol y 80 jóvenes en escuelas de patinaje, clama por respuestas claras y la reactivación del proyecto. La falta de pago a obreros, la suspensión indefinida y el incumplimiento de la interventoría solo aumentan la desconfianza y el desencanto.
En paralelo, Yaguará vive una realidad similar con la remodelación de su Villa Olímpica, un proyecto valorado en más de 4.300 millones de pesos iniciado en junio de 2023 y que, tras múltiples suspensiones, aún no cuenta con una cancha funcional. La obra, que debería haberse completado en cinco meses, está lejos de terminarse. Problemas como la inseguridad, el vandalismo y la falta de acuerdos claros para el cerramiento han generado suspensiones reiteradas, dejando a los futbolistas y a la comunidad sin un espacio deportivo digno por casi dos años.
Estas situaciones son un reflejo lamentable de la desorganización, la falta de compromiso y la ineficiencia en la gestión pública, que afectan directamente la calidad de vida y las oportunidades de desarrollo de las comunidades locales. El deporte no solo es salud y recreación, sino también una herramienta vital para la integración social y el impulso de los talentos jóvenes.
Es urgente que las autoridades departamentales y municipales den prioridad a estos proyectos, garanticen transparencia en el manejo de los recursos y establezcan un cronograma claro y cumplible para finalizar estas obras. La comunidad huilense merece que las promesas se traduzcan en hechos concretos y que los espacios deportivos dejen de ser ‘elefantes blancos’ para convertirse en motores de esperanza y progreso.







