La economía colombiana apenas creció 0,5 % en el segundo trimestre de 2025, una señal de estancamiento que golpea con fuerza al comercio, la industria y la construcción, mientras el agro y los servicios públicos se convierten en los pilares de resistencia, con el Huila como protagonista en la recuperación agrícola.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
La economía colombiana volvió a mostrar signos de estancamiento en el segundo trimestre de 2025. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el Producto Interno Bruto (PIB) del país creció un modesto 0,5 % frente al mismo periodo del año anterior, una cifra que, si bien se aleja de los registros negativos observados en algunos trimestres de 2023, confirma que la reactivación sigue siendo débil y desigual.
El informe del DANE precisa que entre abril y junio de este año las actividades económicas que más impulsaron el crecimiento fueron agricultura (2,8 %), administración pública (2,7 %), actividades financieras (2,2 %), información y comunicaciones (1,9 %). En contraste, sectores como la industria manufacturera (-3,1 %), la construcción (-2,8 %) y la explotación de minas y canteras (-1,2 %) restaron dinamismo a la economía nacional.
Un crecimiento que no despega
El 0,5 % reportado se ubica muy por debajo de las expectativas iniciales del Gobierno, que proyectaba un repunte superior al 2 % para mediados de año, sustentado en la reducción de tasas de interés y en la leve recuperación del consumo. Sin embargo, el consumo de los hogares todavía no despega y, según el DANE, se expandió apenas un 0,2 %, lo que refleja la persistencia de una confianza debilitada y de restricciones en la capacidad adquisitiva de los colombianos.
De hecho, las cifras de comercio confirman la fragilidad del gasto: el comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida cayeron -1,6 %, lo que impactó tanto al turismo como a los negocios minoristas.
La inversión, medida a través de la formación bruta de capital fijo, cayó un -2,7 %, evidenciando que el sector privado aún no encuentra incentivos suficientes para ampliar su capacidad productiva.
Este comportamiento ratifica una tendencia de bajo crecimiento que ya se arrastraba desde 2022, cuando los efectos de la pandemia aún pesaban sobre la economía global, y que se profundizó en 2023 con el encarecimiento del crédito y la caída del consumo.
Agricultura, un pilar de resistencia
Dentro del panorama nacional, la agricultura se consolidó como una de las actividades más dinámicas con un crecimiento del 2,8 %. La expansión estuvo explicada por la producción de café, arroz y caña de azúcar, así como por un mejor desempeño en el sector pecuario.
Este dato tiene especial relevancia para el Huila, segundo productor de café del país y epicentro arrocero del sur de Colombia. En departamentos como el huilense, las condiciones climáticas jugaron a favor en la primera mitad de 2025, tras las afectaciones del fenómeno de El Niño durante 2023 y parte de 2024.
El gremio cafetero ha reportado que la cosecha del primer semestre se concentró en julio y agosto, con un repunte significativo de la recolección en las zonas norte y centro del departamento, lo que refuerza la contribución del agro al PIB. Municipios como Pitalito, Garzón, Gigante y La Plata son protagonistas de este repunte.
El Ministerio de Agricultura ha destacado que el Huila logró estabilizar su producción arrocera gracias a las lluvias de comienzos de año, mientras que la caficultura avanza en procesos de renovación de cafetales con el apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros. Estos avances se reflejan en el aporte positivo que tuvo el agro dentro de la estructura productiva del país.
Además, la ganadería creció 8,1 % en el periodo, otro rubro clave para el Huila, donde los hatos bovinos abastecen tanto el consumo local como mercados de ciudades cercanas como Ibagué, Florencia y Bogotá.
Neiva y el sector servicios: entre el comercio y la administración pública
Para Neiva, capital del Huila, la lectura del PIB nacional tiene un impacto directo en dos frentes: por un lado, el comercio y el alojamiento, que resultaron golpeados con un -1,6 %; y por el otro, la administración pública, que creció 2,7 % y constituye uno de los principales motores de empleo en la ciudad.
La capital huilense enfrenta una paradoja: mientras la economía local depende en gran medida del sector público y de los servicios, el debilitamiento del comercio y la lenta reactivación del turismo golpean la dinámica empresarial de la ciudad. El transporte urbano y el sector gastronómico, claves en el empleo local, han resentido la caída del consumo de los hogares.
Los empresarios del comercio en Neiva han advertido que las ventas minoristas llevan más de seis meses en terreno negativo, situación que se refleja en el cierre de pequeños negocios en barrios y en la disminución de la clientela en los centros comerciales.
En contraste, el crecimiento de la administración pública y los servicios de educación y salud han permitido sostener una parte del empleo formal, especialmente en el sector estatal y en instituciones educativas y hospitalarias.
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Industria y construcción: sectores en crisis
El retroceso de la industria manufacturera (-3,1 %) y la construcción (-2,8 %) genera alarma en varias regiones, incluido el Huila.
En el caso de la industria, el frenazo se explica por la menor producción de alimentos procesados, químicos y textiles, rubros en los que pequeñas y medianas empresas huilenses tienen participación. La industria de alimentos en Neiva, dedicada al procesamiento de café, lácteos, panadería y bebidas, se ha visto afectada por la reducción en la demanda y el aumento de costos de insumos.

En cuanto a la construcción, la situación es crítica. El DANE confirmó que tanto las obras civiles como la edificación presentan rezagos, reflejados en la falta de nuevas licitaciones y en el bajo ritmo de inversión pública en infraestructura regional.
En Neiva, la ejecución de proyectos estratégicos como el estadio Guillermo Plazas Alcid y la infraestructura vial urbana avanza lentamente, mientras los constructores privados enfrentan altas tasas de financiación y baja demanda de vivienda. Los gremios de la construcción han advertido que el sector acumula más de dos años de cifras negativas, con un impacto directo en el empleo: miles de maestros de obra, albañiles y obreros han perdido su trabajo.
La perspectiva regional: Huila en el contexto del PIB
Aunque el informe del DANE no desagrega cifras específicas por departamento en este boletín, la composición sectorial permite inferir la situación del Huila:
- Agricultura: en terreno positivo, con el café, el arroz y el cacao como principales contribuyentes.
- Comercio y turismo: en contracción, afectando a Neiva y a municipios como San Agustín y Villavieja, que dependen de la llegada de visitantes.
- Construcción: en crisis, con proyectos paralizados y un mercado de vivienda deprimido.
- Minería: a la baja en el país (-1,2 %), lo que impacta en menor medida al Huila, aunque la explotación de hidrocarburos en el sur del departamento también refleja la desaceleración.
Este panorama muestra un Huila dependiente de la agricultura y del sector público, pero débil en áreas como la industria, la construcción y el turismo, que podrían diversificar la economía y generar empleo sostenible.

Comparación histórica y lecciones
Si se compara el crecimiento actual (0,5 %) con el observado en años anteriores, el rezago es evidente. En 2021, tras la reapertura post pandemia, la economía creció más del 10 %. En 2022, el ritmo se moderó a cerca del 7 %, y en 2023 la cifra cayó a menos del 1 %.
Es decir, Colombia pasó de un periodo de fuerte recuperación a una fase de estancamiento en tan solo tres años. Las razones son múltiples: inflación alta durante 2022-2023, aumento de tasas de interés para contenerla, incertidumbre política y global, y una inversión privada debilitada.
Para el Huila, estas oscilaciones han significado altibajos en la producción cafetera y en el turismo, sectores que son muy sensibles al contexto macroeconómico.
Reacciones y análisis
Economistas consultados coinciden en que la economía colombiana atraviesa una fase de bajo crecimiento estructural, donde los motores tradicionales (consumo e inversión) no logran despegar.
El Banco de la República, que en su última reunión mantuvo la tasa de interés en 8,25 %, ha señalado que continuará evaluando el impacto de la política monetaria en la reactivación. Para analistas regionales, la clave está en impulsar el crédito productivo y en fortalecer la inversión en infraestructura en departamentos como el Huila, donde la ejecución de proyectos públicos puede generar encadenamientos positivos.
El crecimiento del 0,5 % en el segundo trimestre de 2025 deja en evidencia que Colombia aún enfrenta un camino complejo hacia la reactivación. Si bien el agro y los servicios públicos mostraron resiliencia, sectores clave como el comercio, la industria y la construcción siguen en terreno negativo.
Para el Huila y su capital Neiva, los resultados tienen un impacto directo en el empleo y el ingreso de los hogares. La apuesta debe centrarse en fortalecer la agricultura, dinamizar el turismo con valor agregado y acelerar la ejecución de infraestructura, para evitar que la desaceleración nacional siga afectando la economía regional.

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