Por: José Eliseo Baicué Peña
Se está debatiendo, en los últimos años, sobre si hoy se lee menos que hace algún tiempo. Hay muchos consensos y descensos con relación a si es cierto que la lectura está en declive en tiempos de la sociedad de la información.
Hay muchas opiniones fundamentadas en que hoy se lee menos en libros impresos que antes, y argumentan que la lectura en general no ha disminuido, sino, que ha hecho una transición hacia otros medios y herramientas como las pantallas de dispositivos electrónicos y todo lo que se entienda como digital.
Es decir, sostienen que le lectura no ha disminuido, que, por el contrario, ha incrementado su nivel.
Se sabe que la aparición de la tecnología desplazó, en buena medida, la cultura del papel impreso en muchas formas de uso, permitiendo la incursión a formatos más accesibles, rápidos y en línea, que permiten obtener información al instante, de manera simultánea a la ocurrencia de los hechos.
Además, el auge de aparatos electrónicos facilita el acceso a otros tipos de información y lectura como videos, podcasts, libros digitales, juegos, audiolibros y animaciones diversas, entre otros.
Esto nos lleva a afirmar que lo que ha sucedido es un cambio en los tradicionales hábitos de lectura en las diferentes clases sociales de la población.
Hoy, particularmente los jóvenes, aunque hay muchísimas excepciones, leen de manera fragmentada accediendo constantemente a diferentes páginas o links buscando, quizás, corroborar o ampliar la información que están consumiendo. Esto es un significativo cambio respecto a la manera como leíamos hace algunos años.
Podría decir que pretenden hacer una especie de triangulación de la información, aquella que muchos de nosotros hicimos al momento de investigar y escribir algún documento. Hoy, esta labor se hace en el acto y de manera fácil.
Ahora bien, surge acá una pregunta ¿Se puede considerar este tipo de lectura profunda y rigurosa?
Bueno, lo cierto es que independientemente del medio, la lectura sigue siendo una labor muy importante a la hora de adquirir conocimiento, de analizar, de opinar y de formación integral.
Aunque, particularmente, el placer de hojear un libro, subrayar o realizar apuntes, no se compara con nada.
Tal vez, por eso, hasta ahora me ha sido imposible leer completamente un libro digital.
Amigo lector, lea en el formato que sea, pero, lea, por favor.








