Álvaro Hernando Cardona González
En el año 2002, escribimos sobre el impacto que tuvo el llamado Informe Brundtland, al definir lo que conocemos como desarrollo sostenible. El modelo económico que acogimos en Colombia, conscientes de nuestra importancia en biodiversidad mundial, con la Constitución Política de Colombia en 1991. Y cómo, este documento, titulado “Nuestro futuro común”, recoge las conclusiones de la Comisión Mundial por el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU-WCED que fueron las bases de la Conferencia de Río de Janeiro en 1992.
No obstante, poco hemos recordado a la señora Gro Harlem Brundtland, una líder determinante para llegar a este modelo y para impulsar muchos de los cambios del derecho ambiental internacional. Ella es una política y médica noruega, aún la persona más joven y la primera mujer que desempeñó el cargo de primera ministra de Noruega. Realizó un master en salud pública en la Universidad de Harvard en 1965. Elegida diputada del Parlamento en 1977, desempeñó el cargo de ministra de Medio Ambiente (1974 hasta 1979) y luego, el cargo de primera ministra (febrero y hasta octubre de 1981) y, de nuevo, desde 1986 hasta 1989.
Pero el rol más reconocido es el de haber presidido la WCED, gracias a que, a finales de 1983 el secretario general de las Naciones Unidas le pidió que organizara una comisión independiente para examinar los problemas ambientales y que sugiriera mecanismos para que la creciente población del planeta pudiera hacer frente a sus necesidades básicas. Efectivamente aceptó y conformó un grupo de ministros, científicos, diplomáticos y legisladores que luego de celebrar audiencias públicas en los cinco continentes durante casi tres años expidieron la agenda para el cambio global ambiental aún hoy predominante; tanto, que eso la catapultó a volver a ser primera ministra de su país en 1990.
En el informe de la Comisión, se describen dos futuros: uno viable y otro que no lo es. En el primero los gobiernos adoptan el concepto de desarrollo sostenible y organizan estructuras nuevas, más equitativas, que cierren el abismo entre países ricos de los pobres: la energía y los recursos, son el principal problema ambiental del planeta. Era claro que la incorporación de consideraciones económicas y ecológicas a la planificación del desarrollo requeriría toda una revolución. En el segundo, la especie humana continúa agotando el capital natural de la Tierra y su desaparición como especie.
Gro Harlem es con seguridad, la artífice de una fórmula que hoy impulsa el progreso con un inevitable aprovechamiento de los recursos naturales, pero de manera racional. Una fórmula que ha probado que se puede. ¡Qué mujer, qué líder ambiental!
